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CRITICA
Por: PACO CASADO
Posiblemente sea debido a azares de la programación, pero en las últimas semanas han coincidido en la cartelera algunas de esas producciones, de la que ya casi no se ven hoy día, que antes llevaban el anagrama S, como una forma de aviso para el espectador de lo que podía contemplar en ellas.
Por lo general eran películas de bajo coste, de escaso presupuesto y, salvo raras excepciones, rodadas a toda prisa por realizadores mediocres, sin muchas pretensiones artísticas.
Es lo que se dio en llamar porno blando, por aquello de las comparaciones con la droga, ya que las escenas de sexo más licenciosas estaban siempre simuladas.
Eran simplemente unos productos eróticos sin más.
Pues bien, si en los últimos tiempos nos llegan pocas producciones francesas, para una que podemos ver, resulta que es de esa clase.
En ella se nos cuenta la historia de una banda de malhechores que trafica con chicas jóvenes de cara a la demanda de los países árabes, que las prefieren blancas y a ser posible educadas, de finos modales y de buenas familias.
Con este fin un play boy enamora a una de ellas a la que promete hacerla modelo, que resulta ser sobrina de un miembro del gobierno francés, lo que hace que se ponga tras su pista a tres policías que seguirán los cabos sueltos dejados por la organización, una especie de mafia alemana compuesta por muchos de ellos nazis, que proporcionan ese material a los adinerados emires árabes que tienen debilidades por las jóvenes francesas de cuerpos firmes y guapas, para dar con su paradero.
La breve e insustancial anécdota, no es más que un simple pretexto para que las diversas chicas que aparecen en el film muestren sus palmitos al aire en una constante e injustificada exhibición de cuerpos femeninos y apareamiento de dos en dos y hasta de tres, sin importarles el sexo o la postura, en un buen número de escenas de sexo, heterosexuales o lésbicas.
El rocambolesco argumento policíaco es lo de menos y no tiene un gran enredo, como tampoco se ha complicado mucho el director Jean Rougeron, que hace su debut en el largometraje, con la puesta en imágenes, más bien elemental, sin inteligencia, ni imaginación a la hora de la planificación, cosa que hace de forma monótona, repitiendo los planos o la posición de la cámara en todo momento.
En este sentido la cinta no tiene ningún interés.
Otro cantar es si tuviéramos que calificar las espléndidas anatomías femeninas que pueblan cada uno de los fotogramas.
Estamos seguros de que los buenos aficionados al cine no encontrarán ningún aliciente, pero los amantes del erotismo y del sexo saldrán plenamente satisfechos.
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