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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine de Hollywood confía que este tipo de superproducciones le saque de la ruina en que se encuentra actualmente.
Esta película está realizada para unos espectadores poco exigentes que se conforman con la espectacularidad de la ancha pantalla de Ultra Panavisión, grandes movimientos de masa y los vistosos colores de la fotografía en technicolor.
George Stevens no es un mal director, ahí están algunos de sus títulos como los muy logrados de 'Raíces profundas' (1953) o 'El diario de Ana Frank' (1959), por ejemplo, como films muy interesantes con un buen estilo cinematográfico dentro del momento en que se realizaron.
George Steven se ha planteado este tema con seriedad, intentando ser riguroso en la creación del marco histórico de los hechos a contar, mostrando la figura de Jesucristo procurando humanizarla, despojándola de toda posible aura mitológica y dándole un matiz dulce y entrañable.
Nos presenta la historia del nacimiento de Jesucristo según el Nuevo Testamento, ambientado en la Palestina de los comienzos de la Era Cristiana y desembocando en la última cena y la posterior Resurrección.
Estos buenos deseos se advierten especialmente en la primera hora de proyección, que se ven opacados cuando empieza lo espectacular, acumulando extras y movimientos de masas y entonces la vida de Cristo se pierde entre tanta aparatosidad.
El mensaje religioso y humano no debe ser expresado con tales proporciones ya que su alto grado de nivel espiritual exige un arte más sencillo y más honrado.
La dirección es muy correcta y no se le puede reprochar nada pero impide que nos demos cuenta de su falta de ideas para contar algo en lo que no cree o es incapaz de expresar.
El guion es pueril, pretendiendo los guionistas meter todas las frases evangélicas haciendo un puzzle que quede bonito sin preocuparse del rigor histórico, lo que hace que se alargue demasiado su metraje.
Naturalmente esto no tendría la menor importancia y lo aceptaríamos como un convencionalismo fílmico, pero no en una cinta con un sentido religioso.
Estructuralmente se le da importancia a lo que no la tiene y acorta otros hechos que sí, como por ejemplo la Resurrección.
El director norteamericano George Stevens, que obtuvo a lo largo de su carrera dos Oscar con 'Un lugar en el sol' (1951) y 'Gigante' (1956), en esta ocasión pone en pie una ambiciosa película en torno a la vida de Jesús, que cuenta con un extraordinario plantel de actores.
Aquí ha podado todos los aspectos sobrenaturales mientras que los milagros están realizados con naturalidad.
Hay que destacar la interpretación del actor sueco Max von Sydow que actúa con libertad dándonos un trabajo en profundidad, de calidad y con una tremenda eficacia, algo de lo que es capaz un gran actor como él encarnando a la figura de Jesucristo, que es filmado a veces a contraluz, con los brazos en alto en una composición bastante plástica y piadosa.
George Stevens quiso hacer algo grande al final de su carrera con este arriesgado proyecto en el que había mucho dinero en juego y para que no produjera pérdidas lo pobló de grandes estrellas del cine de Hollywood, pero finalmente los productores recortaron la versión de 260 minutos que él presentó en el estreno, y posteriormente sufrió otros cortes, así que lo que hemos visto es un film incompleto siendo imposible evaluar la obra en su integridad.
Algunas escenas están dirigidas por David Lean y Jean Negulesco.
Nominada a cinco Oscar: fotografía, música, decorados, vestuario y efectos visuales. Premio NBR.
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