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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los admiradores de Luchino Visconti corean las producciones que suele hacer el director de 'La terra trema' (1948), que montaron una ardiente protesta en el Festival de Venecia cuando fue galardonada 'El paso del Rhin' (1960) de André Cayatte en lugar de esta película.
Aquí se cuenta la llegada desde Lucania a Milán de Rosaria Parondi y sus cuatro hijos, Rocco, Simona, Ciro y Luca, donde ya vive su hijo mayor Vicenzo.
El ambiente de la gran ciudad choca pronto con las ideas pueblerinas y anticuadas de ellos como emigrantes.
Es una familia de campesinos, en busca de una nueva forma de vida, cuando Nadia, una prostituta, se interpone entre Rocco y su hermano Simone.
Con la llegada a las carteleras podemos comparar ambos títulos a pesar de los cortes sufridos por la actuación de la censura.
Luchino Visconti aquí no tiene las ideas claras, consideramos lícito no tener que dar un mensaje siempre en arte y sin embargo se empeña en darnos un sermón sobre la base de la parábola bíblica de José vendido por sus hermanos, pero se queda en lo epitelial y un director de su fama no puede permitirse derivar al folletín lacrimoso y tremendista esta historia.
En esta indeterminación reside la falta de construcción de la que adolece esta obra, difícil de encuadrarla en un género, neorrealismo a veces romanticismo otras y al final triunfa esta última pero sin llegar a convencer.
Visconti habla de sacrificio, de redención, recordamos la frase de Rocco de todo se ha consumado, pero no profundiza en el concepto.
Los personajes se mueven por la fuerza irresistible de un destino que le es adverso donde todo se resuelve pensando en una vuelta al campo y donde las conductas se justifican alegando que a los campesinos el viento de la ciudad no les conviene.
Si hay alguna característica vital que pudiera hacernos alguna aclaración fundamental acerca de la personalidad cinematográfica de Luchino Visconti, ésta es la de su actividad de famoso director teatral.
¿Qué es lo que aporta este simple conocimiento?
Nada menos que el sentido trágico, epopéyico de fuerzas naturales y sobrenaturales: su claro entronque con el teatro griego de sentimientos cómicos.
El neorrealismo de Luchino Visconti, uno de sus maestros, estaba también marcado por una profunda virulencia proveniente de su tan divulgado izquierdismo.
El arte del cine de Visconti se puede titular de apasionadamente cuidado, manifestado en la construcción sintética que en 'Rocco y sus hermanos' (1960) llegó al más alto nivel.
Las líneas de fuerza son las constantes de este director: las ataduras a una tierra que han asaltado y que producirá la rotura de lazos aún más fuertes, los familiares y la angustia fatal.
En 'Rocco y sus hermanos' (1960) se representa toda una generación y un problema italiano.
La otra constante ya la apuntaba en Ossesione (1943), que salió negra, angustiosa, triste, turbulenta y como Visconti, de marcado tinte comunista.
Allí estaba el prójimo por primera vez en el cine: el tu fraterno, que ahora sonaba a tremebundo, como la voz de Dios al preguntar a Caín: "¿Qué has hecho de tu hermano Abel?".
Esa misma pregunta es la que hace en este film.
Sus temas salen como los de un artista que siente vértigo al enfrentarse a ellos y así ocurría en 'Ossesione' (1943), en 'La terra trema', en el final de 'Bellísima' (1951) y en 'Rocco y sus hermanos' (1950).
Visconti, por el fuerte vigor de su personalidad, tiene madera de impulsor y este fue su oficio en el neorrealismo italiano.
En el trabajo técnico como director se desenvuelve con un nivel de calidad notable, con el uso del movimiento de la cámara como recurso estilístico como es costumbre en su cine.
Posee una buena fotografía de Giuseppe Rotunno, que es de lo mejor de la cinta y la música de Nino Rota, el gran músico italiano habitual de Federico Fellini, que hace una banda sonora de gran calidad.
Una interpretación interesante en líneas generales y una buena dirección.
David de Donatello a la mejor producción. Globo de oro italiano al mejor film. Golden Globets italiano a la dirección. Tres Nastri d'argento: dirección, guion y fotografía. Premio San Jordi a Annie Girardot. Premio Fipresci y especial del jurado en Venecia.
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