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CRITICA
Por: PACO CASADO
Coincidiendo con el 25 aniversario del estreno en España, vuelve a las pantallas comerciales españolas 'Crash' (1996) de David Cronenberg, en su versión restaurada en 4K.
Esta fue nuestra crítica en el momento de su estreno después de pasar por la 76 edición de la Mostra de cine de Venecia.
David Cronenberg, tras abandonar el dogal del cine de terror que le aprisionaba, está haciendo cada vez películas más interesantes y de tema más variados.
Aquí nos cuenta la historia de James Ballard, un prestigioso director de tv que traviesa una crisis personal y profesional que, tras sufrir un accidente de coche, en el que también se ve afectada Helen, la conductora del otro vehículo, descubre que algunas víctimas omnisexuales utilizan la energía sexual que se produce para rejuvenecer su actividad sexual con su pareja.
Tras ello ambos han de pasar una temporada hospitalizados y durante ese tiempo comienzan a sentir una atracción mutua.
James se mete así en un oscuro y perverso mundo en el que domina el sexo y la muerte.
A partir de ahí se dedica a practicar con Helen en diferentes vehículos de motor con lo que se obsesiona peligrosamente.
Pero en su búsqueda de la originalidad esta vez se ha pasado con la adaptación del libro de James Graham Ballard, Crash, donde el texto literario (que desconocemos) tan sólo le sirve de idea, puesto que al decir de los que lo han leído, y del propio autor, va más allá de la misma novela.
Ha hecho un paralelismo entre los riesgos actuales del sexo y del tráfico rodado, los accidentes de coches, más concretamente, visto a través de un grupo de personas que aunan ambas cosas, como es hacer el amor mientras conducen, con el riesgo añadido que eso conlleva y la emoción de poder tener un accidente.
Hay que estar enfermo mental para llegar hasta ese extremo, de obsesión sexual y de inconsciencia del peligro que supone de arriesgar la propia vida, y al mismo tiempo también la de los demás que no tienen ninguna culpa.
Lo menos que se puede decir de este film es que es extraño y como tal así termina resultando.
Haríamos el símil con la receta de un pastel, que sale bueno si los ingredientes mezclados son los exactos y están realmente bien proporcionados en la medida necesaria.
Aquí los elementos que tiene en su mano David Cronenberg son los peligros del sexo y los riesgos del tráfico, pero están integrados en una proporción bastante equivocada.
Otra comparación que se nos antoja es que esta cinta tiene un esquema parecido al de los musicales norteamericanos, con una leve historia como base para colocar los números cantados o bailables que si están bien engarzados en el argumento funciona, de lo contrario se paraliza la acción y no camina.
Aquí ocurre igual, un inexistente relato para meter siete momento sexuales sin más, que ni siquiera tienen erotismo, porque son bastante fríos, y no conducen a nada dentro del argumento.
En algunos momentos nos recuerda a los films pornográficos, con escenas sexuales sin transición alguna, que aquí no son tan explícitas pero muy poco les falta.
Todo lo demás es querer buscarle los tres pies al gato, incluso en el Premio Especial del Jurado conseguido en el Festival de cine de Cannes se justifica "por su audacia e innovación".
Como no sea una forma distinta de presentar la sexualidad sin llegar al porno, no le vemos otra explicación.
Tal como ocurrió en el Festival de cine de Cannes, que dividió a la crítica, en defensores y detractores, nos apuntamos al último grupo, porque tal como están expuesta esta serie de escenas sexuales no constituyen una trama argumental para nada.
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