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CRITICA
Por: PACO CASADO
Dentro de la moda del thriller a la italiana, Dario Argento, como en su día Sergio Leone con el western, tiene puesta la etiqueta de innovadores en el cine de su país.
Crítico de cine en su día, se pasó a la realización gracias a la fortuna familiar, especializándose hasta ahora en dirigir películas del género policiaco.
El primer impacto lo causó con su ópera prima, El pájaro de las plumas de cristal (1970) y la consagración como director verdaderamente comercial se produce con 'El gato de las nueve colas' (1970), al que seguiría en su afán de incluir nombres de animales en los títulos, Cuatro moscas sobre terciopelo gris (1971).
Algún crítico lo calificó, prematuramente, como el Alfred Hitchcock italiano.
Es un realizador que tiene soltura en la narración con un tipo de cine ágil y dinámico, a veces efectista, que le ha hecho ganarse la antipatía de algún sector de la crítica, tal vez porque al poder disponer de medios para hacer un cine de más profundidad temática y artística, prefiere sin embargo una línea más comercial.
Sus films generalmente tienen como base algún experimento científico sobre el que apoya todo el desarrollo del tema y el aspecto policiaco.
En 'El gato de las nueve colas' (1970) es el esquema cromosómico que indica la tendencia a la criminalidad y en Cuatro moscas sobre terciopelo gris (1971) era la permanencia de la imagen en la retina del cadáver.
Franco Arno es un ciego que vive con su sobrina y se gana la vida ideando crucigramas, que se ha metido a investigador, y la curiosidad de Carlo Giordani, un periodista, que urga en una investigación ultrasecreta de una empresa farmacéutica, hace que se ven incluidos ambos en la larga lista del asesino.
La abundancia de sospechosos y posibles criminales, la carencia de pistas para que el espectador no lo descubra, envuelto en un esquema con una apariencia moderna, esconde un argumento más que conocido con un esquema más bien clásico que sólo busca el efecto, lo aparatoso con una cámara móvil, con encuadres que sorprendan, sustos fáciles al espectador, unas gotas de molesto sadismo en las muertes presentadas con crueldad con cierto refinamiento.
El esquema argumental aunque sea conocido presenta una línea normal, clásica, que se sigue de forma continua, sin quebraderos de cabeza
De una manera o de otra no se le puede negar a Dario Argento el impacto que suelen producir sus obras en el espectador.
De toda la producción suya estrenada hasta ahora, posiblemente la más lograda sea ésta, en la que no abandona la línea seguida hasta ahora.
Un buen plantel de actores principales que cumplen con eficacia sus cometidos, que es de lo mejor de la cinta, con un James Franciscus correcto, un Karl Malden sin divismo que saca adelante su molesto personaje, mientras que Catherine Spaak se limita a pasear su figura y los secundarios funcionan muy bien, con una brillante música de Ennio Morricone y una correcta fotografía en color de Erico Menczer, se pueden destacar entre sus virtudes y que como todos los suyos hace pasar un rato entretenido para los amantes de este género, pero sin más pretensiones.
Como es característica del policiaco a la italiana no falta la violencia y alusiones al sexo, así como algunos detalles de sadismo en la descripción y presentación de los crímenes.
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