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CRITICA
Por: PACO CASADO
Estamos ante otra producción de ambiente juvenil en la que refleja su comportamiento dentro de las aulas, que no deja de ser más rechazable, y ese otro en la calle, sobre todo de noche, cuando acuden a los locales de baile o pasean con extraños y lúgubres lugares o pasean con extraños atuendos haciendo las gamberradas más inverosímiles y sembrando la violencia por doquier a su paso.
En esta ocasión se cuenta la historia de dos bandas juveniles, de la ciudad de Los Angeles, The Scars integrada por muchachos gamberros que asaltan y violan a las chicas y la otra The Satins, compuesta por jovencitas adolescentes, más o menos de su misma edad, capitaneada por Brenda, una estudiante de secundaria que, debido a que los primeros violan a Heather su discapacitada hermana sordomuda y matan a una de las integrantes de la banda que era su mejor amiga, que estaba encinta y a punto de contraer matrimonio, juran vengarse, cosa que tiene en el tercio último de la película y es llevada a cabo por Brenda, la protagonista, de forma sádica y cruel.
La jefa de la banda de las chicas está capitaneada por Linda Blair, aquella niña que se hizo famosa a raíz de interpretar El exorcista (1973), dirigida por William Friedkin, que era su tercer trabajo en el cine, por el que es recordada y posteriormente por haber salido alguna que otra vez en las páginas de sucesos de los periódicos por haber tenido problemas con las drogas.
Salvo esas cuestiones, sus interpretaciones en el cine apenas si serán recordadas, ya que últimamente se dedica a protagonizar films de muy escasa calidad, como la recientemente protagonizada Rejas ardientes (1983), de ambiente más o menos similar a esta aunque en aquella ocasión estaba ambientada la historia en una cárcel de mujeres.
El único personaje más o menos positivo que hay en este film lo encarna el veterano John Vernon en el papel del director Underwood del instituto.
Está dirigida por Danny Steinmann que tuvo que sustituir a Tom de Simone que abandonó el rodaje a los pocos días de comenzar, que tuvo así la oportunidad de hacer con éste su tercer largometraje.
Cinta elemental en su relato, cuyo final se ve venir desde el inicio ambientada en la venganza, la violencia y el sexo.
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