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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta película viene a ser una copia francesa de las producciones del agente 007 James Bond.
Sin embargo le falta bastante la precisión de la narración de aquellas y sobre todo la figura del auténtico héroe.
Con este fin se resucitan las novelas de Marcel Allain y Pierre Souvestre sobre el personaje de Fantomas.
Aquí se cuenta la aventura de dos de los mejores hombres de Francia, Fandor, un valiente periodista y Juve, un enérgico comisario de policía, que se unen para seguir el rastro de un misterioso criminal.
El protagonista de este film es un hombre corriente.
El que se presta más a la admiración es el malo, y por tanto el público se pasa todo el tiempo esperando que el joven periodista se desprenda de la corteza de hombre normal y surja el superhombre.
Sin embargo la espera costante se constituye en un elemento negativo de la cinta.
Le falta desde la concepción del argumento una eficacia narrativa como en las películas de aventura del famoso 007.
No obstante los efectos espectaculares buscados y sacados a relucir son numerosos e interesantes en muchos momentos y el defecto está en la conexión de ello.
El personaje de periodista joven interpretado por Jean Marais, que también actúa como Fantomas en algunos planos, está mal construído.
No se ha pensado en las posibilidades de este actor que es de los escasísimos que no se dejan doblar en las escenas peligrosas, con lo cual se obtiene un realismo muy superior al de los demás films, puesto que no hay que usar tanto el truco, sólo preocuparse de rodar bien.
André Hunebelle, director comercial del cine francés, resucita estos personajes extraidos de las novelas de Marcel Allain y Pierre Souvestre, tratando de darles un aire nuevo, más actual y revistiéndolos de unas caratrísticas puestas al día, que recuerdan al Agente 007 James Bond con licencia para matar.
Tratando de imitar a las cintas de aquella serie se lleva a cabo pero con un guion endeble, que se fija más en lo fácil ya que no se han cvalentado mucho la cabeza los guionistas para sacar adetante esta historia.
La película en este sentido resulta un producto comercial que se deja ver con cierto agrado.
El capítulo interpretativo corre a cargo de Jean Marais que hace una labor que resulta de lo mejor de este film, mientras que Mylène Demongeot tan sólo exhibe su belleza y Louis de Funès gesticula cuando puede, como hace siempre.
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