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CRITICA
Por: PACO CASADO
En los tiempos que corren el género policiaco en el cine ya no es como antes donde se trataba de un atraco a un banco o de un crimen, ahora han entrado en cuestión otros temas y sobre todo otros medios y métodos e incluso otros delitos y eso es lo que a veces complica los argumentos de estas historias como ocurre en esta producción que comentamos.
Cuenta la historia de Ross Ulbricht que es un joven idealista de 26 años de Austin, Texas, que quiere cambiar el mundo con las finanzas y crea la página web de título Silk Road que está dedicada a la venta de drogas y tráfico de estupefacientes.
Por otra parte está la de Rick Bowden, un agente de la DEA que investiga sobre ella para poder cerrarla.
La narración comienza cuando la policía está siguiendo a Ross en la ciudad de San Francisco en 2013 hasta la biblioteca.
Después hay un flack back que nos lleva a tres años atrás para contar toda la operación desde el principio.
Rick Bowden vuelve de estar en prisión tras haber estrellado su coche estando drogado en un asunto policial y entre tanto Ross tiene la idea de crear esa página web en la que vender drogas y negociar las compras con transacciones anónimas a base de bitcoins, para que no pueda ser rastreado el dinero.
Rick es readmitido en la policía y es destinado a la sección de crímenes cibernéticos en Baltimore y tras aprender a manejar el ordenador descubre Silk Road y pone en alerta a Correos de que los paquetes pueden llevar drogas.
El guion, escrito por el propio Tiller Russell, está basado en los artículos que publicó David Kushner en 2014 en la revista Rolling Stone sobre este prsonaje megalómano y estafador, interpretado por el joven Nick Robinson que no da aspecto de ser un tipo peligroso, mientyras que Jason Clarke que hace de policía parece más delincuente que él.
Tiller Russell es el típico productor que un día decide pasarse a detrás de la cámara y tras dirigir más de media docena de documentales debuta en la dirección en 2010, hace varias series de tv y con 'Silk Road' (2021) nos ofrece su segundo título para el cine que salva discretamente sin mucho acierto.
La complicación de este guion está en estas dos historias paralelas, la de Rick y la de Ross, que se van alternando conforme marchan las actividades de estos dos personajes, cada uno a un lado de la ley.
Uno usa a sus confidentes que le ponen al día sobre la cuestión informática, el otro usa sus conocimientos sobre el tema para crear una empresa que maneja cincuenta millones de dólares él sólo que duró únicamente dos años.
Hay que tener muchos conocimiento sobre informática, finanzas, bitcoins y sobre todo saber inglés para poder leer los correos e informaciones que aparecen en las pantallas del ordenador o del teléfono móvil, lo que le complica el entendimiento al espectador que puede que se aburra en algún momento de la trama.
Hay también dos historias emocionales paralelas, la relación de Rick con su esposa y su pequeña hija Mani y por otro lado la de Ross con su novia Julia que le amenaza con dejarlo si sigue con esas actividades.
El film vuelve al inicio de la narración para cerrar la historia con el resultado del destino de ambos protagonistas, no hay que olvidar que no es una ficción, sino que se trata de una historia real.
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