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CRITICA
Por: PACO CASADO
En la productora de Walt Disney existe una producción propia y la de Pixar que rivalizan entre ellas a ver quien hace mejor producto y en esta ocasión le ha tocado a la de la casa con 'Raya y el último dragón' (2021) que ha empleado a cuatro directores para su realización.
En ella se cuenta que hace mucho tiempo, en una fantástica tierra imaginaria, que era conocido con el nombre de Kumandra, compuesta por cinco reinos, habitada por una antigua civilización, las personas y los dragones convivían en una perfecta armonía en esa especie de paraíso para ellos.
Cuando unos monstruos conocidos como los Druun, representantes de las fuerzas del mal, amenazaron su mundo, los dragones se sacrificaron para salvar a sus habitantes y terminaron siendo convertidos en piedra.
Los humanos conservaron una gema sagrada que les da la fuerza para rechazar a los Druun que es defendida por Benja el padre de Raya y jefe del pueblo Corazón.
Ahora después de quinientos años esos monstruos malignos han vuelto y los pueblos de nuevo están en peligro dependiendo de una valiente guerrera llamada Raya, que debe encontrar al último y legendario dragón que quedó vivo, para con su ayuda poder detener a los Druun y volver a reunirlos para siempre.
Pero hay otras tribus como Garra, Colmillo o Columna que también quieren la gema que en esa lucha se ha roto en varios pedazos y cada uno tiene un trozo, por lo que hay que reunirlos para volver a conformarla.
A lo largo del emocionante y épico viaje de redención que Raya emprende para lograrlo encontrará a Sisu, el último dragón, en este caso dragona que es una experta nadadora, con la capacidad de convertirse en humana, que le ayudará en su hazaña y de camino aprenderá que se necesita algo más que la magia de un dragón para salvar a su pueblo, ya que también hay que tener confianza en los demás y trabajar en equipo.
Esta película nos lleva al mundo de la fantasía a través de un argumento muy elaborado en el que pasan muchas cosas, que no ha terminado una cuando ya se embarcan sus protagonistas en otra aventura, donde aparecen nuevos personajes secundarios que le aportan vida al conjunto, como el pequeño capitán Boun que le ayudará con su barco, el gigante Tong, Noi la pequeña ladrona, el armadillo Tuk Tuk, Namaari su amiga en un principio y máxima rival después y así podríamos seguir enumerando y contando, pero es mejor que lo vean con sus propios ojos.
Llama la atención que hayan sido necesario dos directores como Don Hall y Carlos López Estrada y la ayuda de otros dos codirectores Paul Briggs y John Ripa para llevar a cabo esta gran producción e igualmente ocho guionistas, aunque no le vamos a poner ninguna pega, ya que la colaboración entre todos ha hecho que se obtenga un film tan divertido como emocionante como ha resultado ser este.
En cuanto a los dibujos, en los que ya no hay princesas enamoradas sino valientes guerreras, ni números musicales, no tienen nada de extraordinarios, con un buen diseño de los personajes que se distinguen con facilidad, que hacen que el espectador no pierda el interés en ningún instante de la proyección, con una ágil animación clásica en la que hay muchas escenas de acción con un ritmo desenfrenado, algunas de humor y otras emotivas que equilibran el argumento.
Una fotografía llena de matices con ductilidad en el colorido y todo ello mezclado con la música del veterano James Newton Howard hacen de esta cinta un logro interesante.
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