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CRITICA
Por: PACO CASADO
Si hay algún español que se le pueda llamar auténtico comerciante es a un catalán. Si como en este caso se reúnen varios catalanes hasta completar todo el equipo tendremos más bien una “cámara de comercio”.
Todo el mundo sabe que el cine es Arte y es Industria. Todo el mundo sabe que muchas veces la primera depende de la segunda y que incluso le debe la supervivencia.
Que incluso también en ocasiones se logra congeniar ambas cosas y resultan películas buenas tanto artística como comercialmente.
Pero lo que no se había visto, ni se puede consentir es que se relegue total y descaradamente el arte por el comercio.
Esta es una película de bajo presupuesto, pero todavía habrá salido mucho más barata teniendo en cuenta la gran cantidad de publicidad que se nos mete sin el mayor reparo de diversas casas comerciales, que naturalmente habrán tenido que aportar su granito de arena, y esto es inaguantable.
Pasemos al análisis de la película y dejemos a un lado las causas exteriores
Se ha tomado una obra que ya de por sí ha sido llevada varias veces al cine y en infinidad de ocasiones a los escenarios, micrófonos, etc…
En esta ocasión se ha reformado y añadido algunas cosas, chistes y situaciones que le dieran un aire de modernidad, tales como el título.
Mero engaño todo.
Salvo algunos chistes o gags de Cassen que es un cómico notable lo demás no es nada.
La película adolece de algunas frases de doble sentido y situaciones dado la doble personalidad del protagonista, pero salvadas sin consecuencias.
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