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CRITICA
Por: PACO CASADO
La historia del cine está llena de versiones de producciones en torno a este legendario personaje que impone la justicia en las tierras californianas.
Insignes figuras del cine de todos los tiempos, como Douglas Fairbanks y Tyrone Power, se encargaron de propagar su figura en la pantalla y de hacerlo famoso para los anales de la historia del séptimo arte.
Posteriormente, tras esas primeras versiones, y refiriéndonos a los últimos tiempos, el cine italiano en su constante plan de coproducciones con otros países, lo ha empleado con bastante frecuencia en esas películas de bajo coste y de simple relleno en las programaciones cinematográficas, desprestigiando mucho su fama conseguida en buena lid, que lo situaba entre los personajes más populares y conocidos de todos los tiempos del cine.
El mejor espadachín del viejo mundo, El Zorro, se encuentra con el gobernador del Nuevo Aragón y su familia camino de Caracas.
Este va a tomar posesión de su cargo con unos ideales de hacer cambios y ser modelo de humanidad y justicia.
Una noche es asesinado por sus enemigos.
En su agonía le pide a El Zorro que cuide de su hija.
Cuando El Zorro llega al Nuevo Aragón se hace pasar ante el nuevo gobernador por un hombre de carácter débil y afeminado.
Aquí se cuenta que el nuevo gobernador español recién llegado se encuentra que la provincia de Nueva Aragón está bajo el control de la mano de hierro del corrupto coronel Huerta.
En principio aparenta ser una persona débil de carácter para que Huerta crea que no le supone ninguna amenaza para seguir haciendo de las suyas.
Pero en secreto se jura hacer justicia bajo la apariencia de un vengador enmascarado que se le conoce como El Zorro, unido al monje Francisco y a la bella aristócrata Ortensia.
Era pues hora de volver a situarlo en el lugar que realmente le corresponde, colocándolo de nuevo en el pedestal que ganó en sus buenos tiempos.
Para ello había que hacer un film con todos los atributos necesarios que requiere el caso, como el producido e interpretado por Alain Delon, actor que se adapta muy bien al personaje y que le da el dinamismo necesario y la alegría en esta nueva versión, un tanto modernizada, pero bien ambientada.
Está dirigida con bastante ritmo por un director como Duccio Tessari, realizador que se diera a conocer con una brillante cinta como era Los titanes (1982), donde ponía en solfa el género conocido como de romanos y posteriormente cultivó también el western realizado en Europa, con idéntico dinamismo y desenfado.
En ese mismo tono va la música de los hermanos Guido y Maurizio de Angelis, colaborando bien el resto de los actores que componen el reparto.
Quizás resulta demasiado largo el duelo final en su afán de hacerlo lo más espectacular posible.
Junto a otros reparos similares sin mucha importancia, hacen que la película no esté lograda del todo, pero no cabe duda que hace pasar un buen rato a aquellos aficionados que no buscan más que la distracción a través de la aventura.
Premio del público en el Festival Faro Island.
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