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CRITICA
Por: PACO CASADO
Dado el extraordinario avance que ha experimentado el poder hacer cine de animación por ordenador, ya cualquier cinematografía es capaz de realizar su producción propia.
En este caso se han unido la de Irlanda y la de Luxemburgo para llevar a cabo esta historia en la que se notan ciertas tendencias de las que hacen los estudios de Hollywood.
Esta es la secuela de ¡Upss! ¿Dónde está Noé? (2015), de los mismos directores, que no conocemos, para la que se ha tomado como base el episodio bíblico del diluvio universal y el arca que construyó Noé para salvar a dos ejemplares de cada especie de los animales que poblaban la tierra, entre ellos están los nestrianos pequeños, peludos y llenos de colores y los grymps, una mezcla de zorro y mono, a los que pertenecen nuestros amigos protagonistas Finnie y Leah, respectivamente.
Tras llevar 147 días de navegación el león manda a una paloma a buscar tierra para poder desembarcar.
Entre tanto los encargados de la cocina que son Dave y su compañera Hazel que tienen a sus hijos Finnie y Leah que no dejan de hacer travesuras, los mandan a lo alto del palo mayor castigados, pero terminan cayendo al mar arrollados por los barriles de alimentos, y consiguen llegar a una isla donde habitan los nestrianos, regidos por la matriarca Patch y el coronel Clyde, que viven felizmente, pero con la amenaza inminente de un volcán a punto de erupción.
Allí se desarrolla la segunda parte de esta aventura, donde llegará posteriormente el arca con el resto de los animales, accidentalmente arrastrada por el mar.
Las acciones se prolongan demasiado, ya que el argumento es mínimo y elemental, casi como corresponde a una producción infantil, en la que lo que priva son las escenas de acción.
La dirección tampoco hace mucho por enmendar esta cuestión con un ritmo que no es demasiado rápido, aunque tampoco es que duerma a la audiencia.
De su argumento se puede desprender el hecho de que no se debe juzgar a priori a las personas y convertirlos en enemigos sin conocerlas y saber su comportamiento y por otra parte hay que reconocer siempre los errores y prestar ayuda a los demás, máximo cuando están amenazados de una destrucción total, como ocurre en este caso.
La dirección, como suele se habitual en las producciones de animación, se la reparten entre Toby Genkel, que tiene en su haber casi una decena de títulos, algunos de ellos compartidos, como éste, y Sean McCormac que debuta en esta función realizadora.
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