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CRITICA
Por: PACO CASADO
No es frecuente que aterricen por nuestras carteleras producciones de nacionalidad finlandesa, pero muy de vez en cuando nos llega alguna muestra, como es el caso de la que comentamos, 'La violinista' (2018), dirigida por Paavo Westerberg, que lo hace con tres años de retraso aunque eso no sea óbice para la calidad del producto en este caso.
En ella se nos cuenta la historia de una famosa concertista de violín finlandesa, Karin Nordström, de 45 años, que ve su exitosa carrera truncada debido a un lamentable accidente de tráfico que sufre de vuelta a su hotel tras una actuación en un concierto dado en Copenhague.
Debido a ello pierde la sensibilidad en las manos, con lo que le impide volver a poder tocar el violín, por más que ella hace grandes esfuerzos en reahibilitarlas por su cuenta algo que afectará a la relación con su marido y su hijo.
Sin poder tocar de nuevo, recurre a dar clases a jóvenes músicos con talento, aspirantes a destacar como intérpretes de violín, como forma de poder seguir ganándose la vida.
Está casada con Jaakko y tiene un hijo adolescente que también toca el violín, porque quiere ser un violinista famoso con lo fue su madre.
Entre los alumnos de su clase destaca un ambicioso y brillante Antti, dos décadas más joven que ella, que atrapa su atención, y con el que inicia una relación adúltera que va más allá de la simple maestra y aprendiz, lo que traerá inesperadas consecuencias.
Con anterioridad su marido ya sospechó de ella cuando al principio hacía las giras de conciertos de una posible infidelidad con Björn Darren, el director de la orquesta, y ahora vuelve a tener motivos de celos con el joven Antti.
La acción transcurre de forma parsimoniosa sobre la sensibilidad artística en los ensayos de la orquesta de cara al próximo concierto para violín de Felix Mendelssohn a dar en Copenhague, pero esta vez no será ella la solista, lógicamente, sino el joven Antti que ella le ha recomendado a Darren ante la indisposición del titular, que teme no estar a la altura al enfrentarse solo al éxito.
Los amantes de la música clásica sin duda disfrutarán con los fragmentos de temas clásicos sobre este instrumento que se pueden escuchar a lo largo de toda la narración, aunque tanta repetición en los ensayos se pueda hacer algo monótono y los que no gusten de la música lo pasarán bien con esta historia de amor, infidelidad y celos, en la que los personajes se meten en un callejón sin salida, que deja el final abierto.
Una historia de amor que lucha entre la ambición, darse por vencido o alcanzar la perfección y cumplir los sueños.
Paavo Westerberg, hasta hace poco actor en más de una veintena de títulos, debuta en el largometraje tras dirigir un corto y una serie de televisión y lo hace con buen gusto y con la brillantez que le caracteriza al cine de los países nórdicos de una gran calidad de imagen en la fotografía e igualmente ocurre con la frialdad en la interpretación de todos los actores algo que lo debe dar el clima del país, que también se repite aquí, destacando de entre ellos Matleena Kuusniemi al frente del reparto como Karin, pero sobre todos la composición que hace el veterano actor danés Kim Bodnia del personaje de Björn Darren, el director de la orquesta, por la personalidad y el carácter que le imprime a este personaje.
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