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CRITICA
Por: PACO CASADO
Valerio Zurlini es uno de esos realizadores italianos que surgieron hace unos años, a finales de la década de los cincuenta, en unos momentos en que las cinematografía europeas estaban pasando por una renovación muy positiva y que pegó fuerte con películas como 'La chica con la malet'a (1961) y 'Crónica familiar' (1962), siendo esta última que le valió el León de oro en la Mostra de cine de Venecia.
Director de exquisita sensibilidad que no suele prodigarse mucho en films inútiles o de puro consumo, la prueba es que su filmografía apenas si pasa de la media docena de títulos.
Es por ello que se toma su tiempo para pensar sus historias y hacerlas con sumo cuidado y esmero.
En él es frecuente la adaptación de algunas novelas, sobre todo de Vasco Pratolini, de quien ha llevado algunas de sus obras a la gran pantalla, pero en esta ocasión con 'La primera noche de la quietud' (1973), que en Francia se llama 'Le professeur', ha preferido que sea un argumento propio con una base argumental muy típica suya, como es el estudio de un personaje frustrado por las circunstancias sociales y por los condicionamientos familiares.
A principios de los 70, después de la revolución sexual, el profesor de poesía, jugador y bebedor, Daniele Dominici, llega a la ciudad costera italiana de Rimini donde ha sido contratado para dar clases durante cuatro meses en la escuela secundaria en sustitución de un titular que se ha dado de baja.
La relación con su compañera Mónica está en crisis y se pasa el día entre jugar y dar clases en cuya aula está una estudiante de 19 años, Vanina Abatini, que le hace tilín.
En él expone Zurlini un vivo retrato de una cierta clase social italiana, más bien alta, dedicada a la dolce vita, a través del relato de este bohemio profesor y sus amores con una chica, en contra de todos los prejuicios, enfrentándose a todos en un callejón sin salida, cuya única escapatoria sería la muerte.
La cinta se nos antoja que se podría situar entre las dos obras citadas anteriormente, ya que por un lado tiene la poesía y el encanto de 'La chica con la maleta' (1961) y por otra parte el sabor áspero y amargo de 'Crónica familiar' (1962).
Zurlini en esta película no hace más que exponer un tema que él bien conoce.
En su tiempo estudió Derecho en Roma, además ha realizado teatro y es un buen amante de la pintura.
Su sensibilidad como director le lleva a sacar un buen partido de los actores y situaciones aún de actrices jóvenes como en este caso de Sonia Petrovna, que nos recuerda algo por su figura a Jacqueline Sassard.
No hay que olvidar que Zurlini fue uno de los guionistas de aquel film titulado 'Guendolina' (1957), que interpretaba esta joven actriz francesa.
De todo el reparto el que encontramos más centrado en su papel es Alain Delon en el personaje del bohemio profesor y le sigue con gran acierto todo el plantel de veteranos como Renato Salvatori, Lea Massari o Alida Valli e incluso Giancarlo Giannini, actor que se está constituyendo en una de las revelaciones italianas de los últimos años.
Tiene una excelente fotografía de Dario di Palma.
Cinta con cierto interés que no es más que una parábola de la sociedad de nuestros días realizada con sensibilidad por Valerio Zurlini.
Nastro d'argento para Lea Massari.
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