|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Estamos ante una producción que se ha presentado a competición en los festivales de Berlín y Sundance entre otros.
En ella se nos cuenta la historia de Joseph, un joven empleado que trabaja en la puerta de control de pasajeros del aeropuerto de Stansted de la ciudad de Londres, donde inspecciona las pertenencias que llevan encima y los registra si sospecha de algo, en lo que suele ser muy estricto y meticuloso.
Es una persona tímida y callada que suele cumplir con su misión de forma estricta y severa, que no se relaciona mucho con sus compañeros durante el trabajo.
Un día sin saberse por qué decide dejar atrás su buen comportamiento y protagoniza una serie de incidentes, tal vez debido a algún tipo de síndrome o esquizofrenia, tras lo cual abandona de manera espontánea su trabajo.
Va a visitar a sus padres y la madre le tiene preparada una tarta de cumpleaños que él rompe la sorpresa y ella se enfada.
Tras ello va a visitar a Lily, una guapa compañera del trabajo, para arreglarle la televisión, pero le falta un cable.
Va a comprarlo a la ferretería pero no lleva dinero, la tarjeta no le funciona y el cajero de la esquina se la ha tragado.
Como consecuencia decide reclamar en el banco y al no atender su petición decide atracarlo y vuelve para arreglar la conexión del ordenador a la televisión para que su hijo pueda ver películas en una pantalla mayor, servicio que le es pagado con una breve sesión sexual.
Alquila una habitación en un hotel de lujo y la destroza y después se cuela en el banquete de una lujosa boda que se celebra en uno de los salones.
Le toma el gusto y asalta dos bancos más de forma pacífica, sin violencia, diciendo que tiene un arma y que le den el dinero. Simplemente lleva un plátano en el bolsillo.
Ciertamente pedimos disculpas por lo que pueda tener de spoiler lo escrito más arriba pero es que no acabamos de comprender cómo se pueden hacer historias así, tan absurdas, sin ningún sentido, sin ningún viso de realidad en lo narrado y lo que es más grave, desde el inicio hasta el final rodada con una mareante cámara a mano, como si no existiera el trípode u otra forma de rodar un film que no sea esa.
Tampoco comprendemos cómo los festivales admiten a concurso una cinta así y encima en alguno hasta le dan un premio al joven protagonista Ben Whishaw, que en este caso casi se lo merece por soportar todo el tiempo en pantalla interpretando un personaje tan extraño que se comporta de una manera tan absurda e injustificada.
Es la ópera prima de Aneil Karia, quien tras hacer varios cortometrajes y series de televisión, se ha encargado también de participar en la escritura de la historia y del guion en compañía de Rupert Jones y Rita Kalnejais.
Premio especial del jurado para Ben Whishaw en el Festival de Sundance.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE