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CRITICA
Por: PACO CASADO
No somos amantes de las películas de terror pero nos gustan algunas basadas en las novelas de Stephen King, sobre todo las menos truculentas. Por eso nos ha interesado la traslación de un relato del prolífico y comercial escritor que ha sido mejorado por un estupendo guión de Tony Gilroy que transforma en un diálogo entre madre e hija lo que era un monólogo de Dolores Claiborne, la protagonista, que da título original al film.
El guión está hábilmente estructurado, combinando intriga con elementos de suspense y melodrama familiar, con abundantes flash-backs que hacen que la historia se desarrolle en dos tiempos, la actualidad en la que Dolores es acusada de un nuevo asesinato en la persona de la mujer que cuida, que ha sido arrojada por las escaleras causándole la muerte, por lo que acude a su lado su hija, periodista, largo tiempo separada de ella, y el tortuoso pasado. Juntas recuerdan lo sucedido hace años en que Dolores fue igualmente acusada del asesinato de su marido, pero no pudo ser probado por el policía que ahora intenta de nuevo cargarle el muerto.
En las reflexiones de las dos mujeres vamos descubriendo no sólo su pasado sino también sus almas, al tiempo que se van añadiendo ingredientes suficientes como para mantener el interés a lo ancho del largo relato con rasgos de contenida historia clásica más que de las truculentas narraciones de Stephen King.
El guion delinea bien a los dos personajes femeninos en los que se va a cimentar la narración, en la relación entre Dolores, de oscuro pasado, y su hija Selena, de imprevisible futuro y no menos tortuosa infancia.
En esta historia eminentemente femenina, hay un tercer personaje, el de Vera, la señora que cuida Dolores, muy bien interpretado por la desconocida Judy Parfitt, que completa el triángulo de la abnegada Dolores y la reservada Selena. Las tres actrices, Kathy Bates, Jennifer Jason Leigh y Judy Parfitt se llevan la palma de la interpretación frente a los personajes masculinos que tienen papeles más secundarios.
Taylor Hackford, artesanal director, saca sus mejores conocimientos, que empleara en Oficial y caballero (1982), para esta sórdida y enigmática historia, dejando que las actrices tengan su maravillosa oportunidad y nos den un auténtico recital, manteniendo vivo y ágil el interés hasta el final.
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