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CRITICA
Por: PACO CASADO
Estaremos felices el día en que los distribuidores se pongan de acuerdo y establezcan unas reglas para titular las películas en España, ya que unas veces se respetan los títulos originales, mientras que otras se traducen literalmente y en ocasiones se les cambian a capricho porque en nuestro país no tendrían mucho sentido.
Antiguamente se traducían todos y felices y contentos, siendo además más fácil para el espectador que no tiene por qué saber idiomas.
En esta ocasión estamos ante una coproducción entre Alemania y Bélgica.
Desconocemos el título original que esta producción lleva en estos dos países.
Sabemos que el que se le ha dado en inglés es Smelliville.
Por otra parte en la versión latina a los personajes se les llaman los Ogglies, mientras que en España se les denominan los Olchis y así se ha titulado el film.
En fin, un lío de mil demonios, una vez más.
Los Olchis viajan en su dragón llamado Firebottom, en español Bola de fuego, en busca de un nuevo hogar, ya que en ningún lado los quieren porque apestan y terminan aterrizando en el pueblo de Smelliville (Pestilandia), un lugar tranquilo y hermoso que desafortunadamente tiene un gran problema, que no es otro que el enorme basurero que está situado a la entrada del pueblo que tiene apestados a todos los habitantes y está arruinando todos los negocios debido a los malos olores.
La alcaldesa se alía con el señor Hammer, un constructor, que le ofrece edificar en su lugar un centro de salud.
Para ello manda al alcalde de vacaciones y se encarga ella de negociar los planos.
Entre tanto los Olchis se han instalado en el basurero, ya que son unos seres verdes que se alimentan de la basura por lo que encuentran el lugar ideal para vivir teniendo el alimento tan cerca.
Max, el hijo de la alcaldesa, está buscando con un científico la manera de ahuyentar los malos olores, pero cuando ve que los Olchis se han instalado en el basurero y que su madre quiere quitarlo de allí, luchará para que eso no suceda, al tiempo que el Sr. Hammer, el constructor, trata de engañar a su madre.
Esta ves se trata de una cinta infantil que hace una aventura para niños con un tema social que ocupa a todo un pueblo en lugar de tener como base un cuento.
En cuanto a la producción no es frecuente una alianza entre Bélgica y Alemania y menos en una película de animación.
En este aspecto se ha conseguido ya una corrección bastante perfeccionada por lo que es difícil distinguir unos films de otros sean de la nacionalidad que sea.
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