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CRITICA
Por: PACO CASADO
La prometedora secuencia inicial de esta producción, ambientada en el siglo XV, la firma de un nuevo director como es el caso del cineasta murciano Carlos Aured, y la presencia de un cierto equipo compuesto por Carmelo A. Bernaola en la música y Manuel Marino en la fotografía, nos ha hecho concebir una cierta esperanza en torno a esta película, que finalmente ha resultado ser uno dee los muchos productos del género de terror de los que se están rodando en estos momentos de forma masiva en España e inundando las pantalla comerciales de este país.
Pero a medida que transcurre la historia la esperanza se va transformando en desencanto y el inicial posible interés en total vulgaridad y serie de tópicos acumulados enlazados sin orden ni concierto.
Es verdad que el director Carlos Aured, anteriormente asistente de dirección de Leon Klimovsky, parece conocer bien el género en el que se mueve, como también es cierto que aisladamente en el film brillan algunas escenas rodadas de forma inteligente, pero en el conjunto resulta demasiado exagerado e histriónico, abusándose del efectismo y de las escenas truculentas para provocar el terror en el espectador.
La acción transcurre en la Francia Medieval en la que el brujo Alaric de Marnac es decapitado y su esposa Mabille de Lancre es torturada y finalmente ejecutada.
Cientos de años después, ya en la época actual, un grupo de chicos compuesto por los amigos Hugo y Maurice y sus novias Paula y Sylvia descubren su cabeza enterrada en una finca de su propiedad.
De pronto el brujo vuelve a la vida poseyendo a personas y usándolas para realizar sacrificios y buscar el resto de su cuerpo.
Como consecuencia de ello se muestran abundantes y repugnantes secuencias de horror, brujería, espantosos asesinatos, escenas desagradables de satanismo, canibalismo, decapitación y abundancia de crímenes sangrientos, hasta el aterrador y espantoso desenlace.
Como se puede ver la historia se basa en el clásico tema del personaje satánico que resucita al cabo de los siglos para vengar su afrentosa muerte, así como la de su mujer.
Su reaparición produce la lógica perturbación dramática en una serie de personas que están poco y mal dibujadas, así como una continua intervención en una forma bastante risible del malvado brujo y de su vampírica compañera.
La cinta está narrada cinematográficamente con una cierta corrección y bastante soltura, pero los fallos provienen esencialmente de un guion muy endeble de Jacinto Molina lo que nos hace concebir algunas esperanzan futura con respecto a Carlos Aured, el nuevo director, al que posiblemente se le den mejor las cosas cuando tenga un guion más sólido y de mejor factura entre sus manos.
Mientras tanto esta ópera prima suya que ahora nos llega, esta endeble y efectista 'El espanto surge de la tumba' (1973) tiene pocos valores artísticos.
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