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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta es la quinta entrega de la saga de terror Scream (1997), en la que se sigue a Tara una chica adolescente, asmática, que vive en el tranquilo pueblo (ficticio) de Woodsboro (California), donde hace veinticinco años se cometieron una serie de crímenes realmente atroces, que conmocionaron a sus habitantes.
Tara está sola en casa y es llamada por el asesino que la somete a una serie de preguntas y si no acierta muere, en lo que se emplean los primeros diez tensos minutos de esta producción.
Un nuevo asesino, una vez más vestido con el disfraz de Ghosface, ha comenzado otra vez la cacería de jóvenes adolescentes que de alguna manera algo tuvieron que ver en parentesco con las víctimas de los antiguos crímenes anteriores que siguieron produciéndose a lo largo de esos años.
La primera víctima es Tara Carpenter, que está a punto de morir, pero afortunadamente se salva tras ser tratada en el hospital, que no es un lugar seguro ya que allí lo puede intentar de nuevo.
Su hermana mayor, Samantha, que los abandonó durante cinco años, tras saber quién era su verdadero padre, acude en compañía de Richie, su novio, en busca de Devey Riley, un policía que fue también atacado en su día por el brutal asesino, ahora retirado, y tras su negativa, después se arrepiente y accede a ayudarle.
En el grupo de amigas comentan constantemente escenas de la serie de películas de Puñalada y lo que se debe hacer basándose en lo ocurrido en las veces anteriores y entre ellos piensan que el asesino es uno de los que componen el grupo, e incluso hay la escena de la ducha copiada de Psicosis.
La diferencia de la generación de la primera con ésta es que ahora hay teléfonos móviles e internet que antes no existían.
Una vez más los guionistas de Hollywood recurren a echar mano de series que en su día tuvieron éxito, tras haber transcurrido muchos años, pensando en que hay una nueva generación que no conoce los capítulos anteriores, que es aficionada a pasar miedo en una sala de cine y atraída por la fama que le precede acudirá a verla.
En este caso lo que más admiramos de este quinto capítulo es cómo la imaginación de los guionistas es capaz de sacar nuevas situaciones a algo que no tiene más vuelta hoja.
No obstante hay que admitir los habituales convencionalismos de algunas situaciones que son realmente increíbles, como por ejemplo, cómo en un hospital de noche no hay nadie en la recepción, ni de guardia y los pasillos están todos desiertos.
Hay una segunda parte en la que dos mujeres adultas, Sidney Prescott, presentadora de televisión, y Gale Weathers-Ridley, relacionada esta última sentimentalmente con el policía Devey Riley, que ayudan a las chicas a descubrir al peligroso asesino de la máscara.
El peso de la interpretación cae en esta ocasión en Melissa Barrera con el personaje de Samantha Carpenter, siendo su hermana Tara incorporada por Jemma Ortega el principal objetivo del asesino, que son posteriormente ayudados por los adultos David Arquette, Courtney Cox y Neve Campbell, que ya estuvieron en las anteriores entregas con los mismos personajes.
Como siempre ocurre en los films de este género el principal objetivo es asustar y sorprender al espectador, por lo que siempre los teléfonos, que son fundamentales en esta serie, suenan muy alto, las puertas dan golpes, los efectos de música ayudan a sobresaltar al público y siempre el asesino saldrá de detrás de la víctima o de una puerta.
Por lo demás está realizada en este caso por dos directores, Matt Bettinelli-Olpin ayudado por Tyler Gillet, que al parecer suelen trabajar juntos teniendo ambos una docena aproximada de cortos y alguna serie de televisión, siendo este el tercer largometraje que realizan, tras 'El heredero del diablo' (2014) y Noche de bodas (2019), que filman con una gran limpieza y luminosidad en la fotografía.
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