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RITICA
Por: PACO CASADO
Un fantasmal y misterioso barco negro de carga, salido de la nada, que aparece de entre la niebla, se enfila violentamente contra un moderno crucero de lujo, dirigido por el capitán Ashland, cuando se encuentra en alta mar, en las tranquilas aguas del Mar Caribe, en una noche de espesa niebla, y termina por hundirlo, en el momento cumbre de la celebración de una gran fiesta que tiene lugar a bordo del mismo.
Los superviviente que resultan tras el imprevisto accidente marítimo, descubren que se trata de un barco de tortura nazi, proveniente de la Segunda Guerra Mundial.
Como se puede ver por el inicio de esta historia, nos recuerda directamente a la de 'La aventura del Poseidón' (1972), que dirigía Ronald Neame, que fue la película que inició la serie de catástrofes de las producciones de este género.
A continuación la historia pasa enseguida a cambiar de género y a convertirse en un exponente de misterio y terror una vez en el interior de la fantasmagórica nave, que parece que navega sola, y sin embargo en su interior se van asesinando a los pocos superviviente que consiguieron subir a bordo, además de haber sido este barco el causante del hundimiento del trasatlántico al buscar la colisión entre ambos.
Como se puede ver por estas breves líneas argumentales este film tiene connotaciones con las de la serie del género de catástrofes.
El mediocre guion confeccionado por John Robins, que se basa en una historia compuesta por Jack Hill en compañía de Donald P. Lewis, no busca otra cosa que los golpes fáciles que son esperados en todo momento por el espectador y que a lo largo del mismo parece que no sabe qué hacer con el enigma que tiene entre manos y termina por utilizar el recurso fácil de acudir a los nazis para solucionar el asunto, a través de un giro en el argumento que resulta bastante inconsistente y por supuesto poco creíble.
En contraste con todo ello, tenemos una acertada dirección del veterano realizador televisivo, Alvin Rakoff, todo un experto en series para la pequeña pantalla, en las que lleva más de veinticinco años, tiempo en el que apenas ha hecho algo más de media docena de películas para el cine siendo esta la número ocho, en la que a pesar de tener un bajo presupuesto, aún así se las arregla para sacarla adelante con algunas secuencias que son de auténtica pesadilla.
Gracias a ello tiene la suficiente experiencia como sacar partido del suspense que se origina en el ambiente del desierto barco, a través de largos travellings por los corredores de la nave, con un buen empleo de la iluminación y los espacios cerrados, con un tratamiento de la imagen que parece a veces haberse inspirado en la célebre producción de terror 'El resplandor' (1980) que dirige Stanley Kubrick.
En el capítulo interpretativo hay que destacar el buen trabajo que lleva a cabo Richard Crenna, en el papel de Trevor Marshall, frente al por otra parte gesticulante George Kennedy, como el Capitán Ashland, un buen actor en otros momentos, si bien es cierto que la labor de este último personaje resulta por completo totalmente esquemática.
No obstante el conjunto de los actores procuran sacar a flote, nunca mejor dicho, esta alucinante historia.
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