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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta es la historia de la joven Raquel, que vive sola con Tera, su madre, cuya humilde casa colinda con una gran mansión habitada por la rica familia de los Hidalgos, cuyos padres Juan y Sofía, tienen tres hijos varones, Artemis, que es el mayor, que se dedica a los negocios del padre, Apolo, que es el pequeño en edad escolar y Ares que está a punto de ir a la universidad.
A través de la ventana de su casa, que da a una parte del jardín de la mansión, Raquel coquetea con el miembro menor de los Hidalgos, pero sobre todo está deseosa del atractivo Ares, del que está perdida y claramente enamorada, a pesar de que nunca han cruzado ni una sola palabra, ya que al principio no le hace ni puñetero caso, pero poco a poco va entrando por el aro e incluso tiene algunos toques sexuales hasta terminar en algo más serio en ese sentido, ya que no es una chica inocente e indefensa, a pesar de que su padre le ha advertido a Ares que se olvide de ella.
Pero Raquel, que tiene 19 años y ya no es ninguna niña, tiene muy claro qué es lo que se propone y no está dispuesta a perderlo todo por el camino.
El guion de esta película se basa en la exitosa novela de homónimo título de la escritora venezolana nacida en Zulia en 1990, Ariana Godoy, que es el primer libro de la trilogía de los Hidalgos, con más de 63 millones de lectores y 33 millones de horas vistas en Netflix.
Eduard Solà es el encargado de su adaptación, en lo que habrá tenido bastante trabajo en eliminar algunas subtramas y poder seleccionar qué partes de la obra literaria es más interesante para ser plasmada en la pantalla, porque la verdad es que el argumento no sale de lo mismo, de los coqueteos en las relaciones de la pareja protagonista, la asistencia de alguna que otra fiesta y las cuitas de ella con su rubio amigo Yoshi, de aspecto homosexual, y con Daniela una de sus amigas.
Es por ello que la narración de este film resulta de lo más intrascendente y además aburrida ya que es siempre lo mismo que no tiene el mayor interés, que si hubiera sido más atrevido en la puesta en escena de determinados momentos hubiera podido ser el argumento de una cinta porno.
Se trata de una producción del cine catalán al que no le encontramos cual es el objetivo como no sea la búsqueda de la taquilla y la cuestión económica, porque lo que es argumentalmente no tiene ningún interés.
La interpretación se centra fundamentalmente en la pareja Clara Galle, Julio Peña junto con Guillermo Lasheras, respaldados los jóvenes actores por Rachel Lascar y Abel Folk en el papel de los padres de él y Pilar Castro como la madre trabajadora de Raquel, que no destacan en ningún sentido sus trabajos.
Por otra lado la dirección corre a cargo de Marçal Forés que tras realizar varios cortos y una película para televisión, llega con éste a su tercer largometraje que no sobresale por ninguna virtud, más bien por la monotonía de su planificación lo que hace al film más aburrido y soso si cabe y para colmo largo.
La cuestión es que dado el éxito que está teniendo ya se está pensando en la adaptación de los dos libros restantes.
¡Que Dios nos coja confesados!.
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