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CRITICA
Por: PACO CASADO
En un pueblo muy unido de Kosovo, las familias luchan por llegar a fin de mes, ansiosas las mujeres por recibir noticias de sus maridos, padres e hijos, que se fueron a la guerra habida en Kosovo en 1999 y muchos han desaparecido sin saberse de ellos.
Cuando las abejas de Fahrijie dejan de producir miel, que es de lo que medio vivían, decide sacarse el carnet de conducir y se aventura a la ciudad para vender ajyar casero, un alimento de pimiento asado, en una tienda de comestibles de la ciudad para complementar la pobre ayuda que recibe y tener así al menos para comer.
Su marido Agim hace ya siete años que desapareció en la guerra y ella necesita alimentar a su familia, compuesta por su hija adolescente, un hijo menor y su suegro, pero en principio no recibe apoyo de sus vecinos, más bien se ponen en contra a que como mujer trabaje, ya que debe dedicarse a la tareas del hogar, y trate de conducir lo que consideran una falta de respeto a su esposo, pero la respuesta a ello es que monta una pequeña empresa para poder subsistir.
Su ingenuidad y ambición ponen a prueba a los habitantes del pequeño pueblo, conservador por naturaleza, en el que siguen vigentes las antiguas ideas patriarcales y tradicionales de la sociedad, aquello de "la mujer con pierna quebrada y en casa".
Para poder sobrevivir tiene que superar los insultos y los ataques, incluso físico, que tratan de impedir por todos los medios que como mujer pueda valerse por sí misma, cuando abre un pequeño negocio, que no ven con buenos ojos sus conciudadanos, sobre todo masculinos.
Su esfuerzo es doble, luchar por sobrevivir y contra la comunidad, de la que no recibe apoyo, sino todo lo contrario.
Es una mujer sin formación, ni educación, pero sabe sacarle partido a lo que sabe hacer, guisar.
Con la ayuda de su amiga Haze funda la empresa de alimentos Krusha, con la que comienza la tarea y poco a poco otras mujeres viudas se van uniendo a ella apoyando su idea y colaborando con su trabajo.
A la hora de confeccionar el argumento de esta sobria y sencilla historia la cineasta kosovar Blerta Basholli se basó en la historia real de Fahrije Hoti, una mujer emprendedora y perseverante en su idea.
Actualmente abastece a más de dos docenas de supermercados de ciudades de Kosovo e incluso exporta al extranjero.
Basholli se encargó también de hacer el guion y la dirección de esta sólida película con la que hace su debut en la realización de un largometraje tras haber dirigido tres cortos anteriormente y la verdad es que lo defiende bastante bien logrando mantener no sólo el ritmo de la narración, sino también el interés del espectador.
La industria creada por Fahrije aún existe dando trabajo a un buen número de mujeres y en los créditos finales se puede conocer más exactamente algunos datos sobre ella y su labor.
La realización se ajusta a la sobriedad de la historia usando bien los pocos medios que tiene a su alcance y manejando bien a los actores que imaginamos muchos de ellos no profesionales.
El film muestra el coraje y el empuje de lucha de una mujer contra la adversidad que le ha tocado vivir de la que sale adelante dando ejemplo a los que le rodean que no creían en ella e incluso la criticaban.
La fotografía le pone realismo a las imágenes y la banda sonora apenas si tiene presencia a lo largo de la narración.
Premio del jurado en el Festival de Berkshire al guion. Premio Der Tilda en el F de Braunschweig a Blerta Basholi. Star de oro al mejor film en el F de Skopje. Premio del Festival de Creted Butte al guion. Premio en el F Filmki de Montenegro a la actriz Yllka Gashi. Mejor film en los F. de Hamburgo, Montpelier, ODA Tetova, Scottsdal, Osnabrück y Warsaw. Premio especial y mejor film en PriFest de Prishtina. Mejor actriz para Yllka Gashi e Ikone Studio en el F. Scottsdale. Premio a la dirección, del público y del jurado en Sundance. Mejor actriz Yllka Gashi en la Seminci de Valladolid.
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