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CRITICA
Por: PACO CASADO
Chris Decker es un hombre adinerado que vive solo en Montana en una moderna y gran mansión con todos los adelantos tecnológicos informáticos y de alta seguridad, ya que esa es su profesión, que ya no ejerce debido a la fortuna que ha ganado que se lo permite, que está a punto de divorciarse de Jamie, su ex-esposa, únicamente le falta firmar los papeles para ser libre de ese matrimonio.
Tiene una hija, Willow, de siete años, a la que ve de vez en cuando y a la que quiere mucho.
Un día estando en un supermercado, una guapa joven llamada Sky le pide que le aconseje un vino, ya que ella no entiende.
Se brinda a llevarla a su casa, pero termina en su gran mansión tomándose la botella y haciendo el amor hasta la mañana siguiente.
Chris y Sky se han enamorado a primera vista y se las prometen muy felices., dejando así Sky su apartamento que comparte con Lisa y a su casero Ronald que les agobia con el alquiler.
Un día alguien le ataca a Chris y le rompe una pierna que termina enyesada y ella se brinda a hacerle de enfermera.
A partir de ahí la historia da un giro total y lo que parecía una cosa resulta siendo totalmente la contraria.
Esta nueva situación que se produce dejará a Chris, su exmujer y su hija finalmente atrapados en una lucha desesperada por salir adelante.
Tal vez en algún momento habríamos pensado que el género policiaco pudiera estar totalmente agotado, pero no es así, ya que de vez en cuando nos vuelve a sorprender con nuevos argumentos, con estrategias para llevar a cabo un asesinato, un atraco o dejar a alguien sin una inmensa fortuna, cueste lo que cueste, ya que el dinero es la mayor golosina que puede tener un ser humano al que suele acudir como la moscas a la miel, lo que ocurre es que no siempre se pueden despegar las patitas y ese el motivo de sucumbir ante la golosina puesta al alcance.
El ingenioso guion original que ha ideado David Longhery hace que quedemos atrapados desde el primer momento hasta el asombroso final en el que lo que parecía que no sería posible termina siéndolo.
Esta historia de amor, intrigas y falsas apariencias, mantiene prendado el interés del espectador al que mantiene constantemente en tensión hasta los últimos minutos.
La puesta en escena que lleva a cabo con un ritmo arrollador el cineasta español Luis Prieto es de lo más atractivo e intrigante, jugando siempre con la más moderna tecnología de que dispone la casa y disponiendo de poco más de la media docena de actores que entran en esta intrigante trama que está muy bien diseñada pero, que como siempre, hay que aceptar los pequeños fallos o los simples convencionalismos que suele haber en todo argumento, sobre todo si es de intriga o policíaco, ya que de lo contrario no habría película ni la diversión estaría asegurada.
P rácticamente todo el peso interpretativo recae en los dos personajes principales que interpretan Lilly Krug en el papel de la atractiva Sky, y Cameron Monaghan en el personaje de Chris, con breves intervenciones del famoso John Malkovich encarnando al portero de los apartamentos, y demás secundarios.
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