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CRITICA
Por: PACO CASADO
Terence Young, director de la serie de James Bond de los comienzos, ya lejanos años de gloria, se ha transformado en los últimos tiempos en un prolífico realizador del que con bastante frecuencia nos suelen llegar sus últimas películas.
Es todo un profesional de altura que toca toda clase de temas, desde la recreación histórica en films como 'El aventurero' (1967) al suspense de la estupenda 'Sola en la oscuridad' (1967) pasando por varios títulos de agentes secretos, siguiendo la moda imperante hasta hace muy poco tiempo.
Joe Martin, soldado en la guerra de Corea, es condenado a dos años de prisión por haber agredido a un oficial, que se fuga de una cárcel francesa, dejando en la escapada a sus compañeros de celda que iban a acompañarlo en la aventura.
Han pasado los años y Joe es hoy propietario de un barco deportivo anclado en la Costa Azul que alquila a millonarios que hacen pesca de altura.
Pero aquellos a los que dejó entre rejas van a reaparecer en su vida complicándole su pacífica existencia.
'Los compañeros del diablo' (1971) está en la línea de las cintas que últimamente ha realizado Young, buscando la coproducción al uso, pero con la garantía de unos mayores medios de realización de lo que es habitual, con un reparto de buenos profesionales y un equipo técnico más que responsable.
Terence Young ha montado en esta ocasión un argumento basado en la novela Ride the nightmare, del escritor Richard Matheson, que cuenta una serie de aventuras e intrigas que funcionan bien en cuanto se proponen únicamente distraer e interesar al espectador durante aproximadamente hora y media, lográndolo casi siempre a lo largo de toda la trama.
Tal vez un bache en su zona central merma un poco el interés, lo que podría ser el defectos más visible a nivel de eficacia y del buen acabado de este producto que es lo único a destacar en su contra.
Por lo demás estamos ante la típica historia de aventuras de nuestro tiempo protagonizada por un hombre duro que se enfrenta a unas circunstancias no menos duras, y a narrarnos su vida y las de sus compañeros.
Un Charles Bronson que ha triunfado en Europa con sus películas, nos da la medida exacta del protagonista aventurero e indestructible, junto a la serenidad de Liv Ullmann, la actriz sueca inseparable del director Ingmar Bergman durante tanto tiempo, y la profesionalidad llena de clase del siempre seguro actor James Mason.
Film pues correcto, que se deja ver bien, aunque no aporta nada nuevo ni en sí mismo, ni tampoco en la filmografía de un director tan buen profesional como Terence Young.
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