|
RITICA
Por: PACO CASADO
Esta historia, continuación de Top Gun. Ídolos del aire (1986), dirigida por Tony Scott, a quien va dedicada esta nueva película, comienza después de 30 años de servicio como uno de los mejores pilotos de la Armada.
Pete Mitchel se halla donde siempre quiso, como un valiente piloto de prueba, sin que nadie le alcance en vuelo, por ello se niega a ascender en el escalafón militar para no quedarse en tierra y seguir volando, a pesar de los muchos méritos para ello.
Y así comienza esta segunda parte con una espectacular secuencia que la sitúa en lo más alto, en la que Maverick trata de batir un récord de velocidad en vuelo, sin miedo a morir por el peligro que ello supone, incluso saltándose las órdenes, lo que lo pone al borde de la expulsión del ejército de la Marina de Estados Unidos.
Tras ello el relato se serena y en lugar de formarle un consejo de guerra o expulsarlo del ejército, lo destinan a Top Gun la mejor escuela de pilotos con los nuevos alumnos de la academia, donde figuran también algunos que en su momento estuvieron a sus órdenes o hijo de alguno de ellos.
No obstante al protagonista, Pete Mitchell, conocido como Maverick, se le encarga entrenar a una docena de pilotos de los que escogerá los cuatro mejores para llevar a cabo una misión imposible, dadas su extraordinarias habilidades para combatir a los cazas rusos.
La misión consiste en destruir una fábrica de uranio antes de que se ponga en funcionamiento, para lo que faltan quince días, situada entre elevadas montañas y guardada por misiles Tomahawk de gran alcance, lo que puede poner en peligro sus vidas.
Ello le da pie al lucimiento de Tom Cruise y a la conquista de la chica, Pete Benjamin a la que dejó plantada, ahora separada y con una hija adolescente.
Las espectaculares escenas no tienen truco, son reales, volando en aviones de combate, con momentos de acción y suspense, como la que inicia el relato en el que se juega la vida el protagonista.
El guion, en el que no faltan los momentos de interés y emoción a lo largo de todo el relato, así como las escenas espectaculares que están ayudadas por el seguimiento en pantallas que hace más comprensible el desarrollo de la misión, aunque en algunos momentos parezca que estamos siguiendo la acción de un videojuego, está escrito por Christopher McQuarrie, ganador del Oscar por Sospechosos habituales (1996), que es la quinta vez que coincide con Tom Cruise, cuatro de ellas en la serie de títulos de 'Misión imposible' y en Jack Reacher (2012), estando la dirección a cargo de Joseph Kosinski, que se desenvuelve bien en esta clase de historias. a pesar de ser su cuarto largometraje.
Junto con la emoción en las escenas de acción no faltan por otra parte unas gotas de humor y otras de amor, para aliviar la tensión, resultando esta secuela más creíble que la original y más espectacular, con un Tom Cruise más centrado y maduro en la que no faltan los momentos íntimos y de emoción .
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
CLIPS
AUDIOS