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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine italiano cuando inicia una serie exprime el limón hasta que no le quede una última gota.
Desde hace un tiempo la emprendieron con las ruinas del Bronx y allí ambientan todas las historias catastrofistas que comprende esta trilogía iniciada con 1990 Los guerreros del Bronx (1982), a la que siguió Fuga del Bronx (1983), ambas dirigidas por Enzo G. Castellari y ahora se cierra con 'Bronx lucha final' (1983), esta vez con cambio de director.
Toda ella se desarrolla en torno a un mundo futuro destruido, donde falta de todo, desde alimentos a combustible, como ocurría en los largometrajes iniciados con Mad Max, salvajes de autopista (1979) dirigido por George Miller, donde el hombre se vuelve de nuevo primitivo y salvaje.
En este caso esta historia de ciencia ficción se eliña un poco con algo de transmisión de pensamientos, seres mutantes que son perseguidos y como siempre situados en desolados paisajes calcinados, donde no hay de nada, más que las viejas ruinas de los edificios del Bronx.
Un grupo de estos mutantes y al mismo tiempo con poderes telemáticos, piden a Shannon, un guerrero del programa de televisión Juego final, posterior a la Tercera Guerra Mundial, que lleve a su banda de mutantes a un lugar seguro.
Él es el vencedor de ese campeonato de lucha a muerte y le piden que los ponga a salvo fuera de la ciudad a cambio de un buen paquete de lingotes de oro.
De esta forma se organiza una especie de caravana a la que previamente se añade un grupo de guardadores expertos cada uno de ellos en una especialidad: la ametralladora, la lucha de karate, la fuerza bruta... y así podríamos seguir con las virtudes de todos ellos.
Como se puede observar, el esquema es muy parecido al de cualquier western, al estilo de los que se hacían años atrás en el desierto de Almería ya que aquí también hay un desolado paisaje, en donde ha sido rodado, que nos recuerda algo a aquellas producciones y hasta en la forma de llevar la pistola en el cinturón.
En definitiva, se trata de una película más de la serie, con la consiguiente violencia, el previsto final y algunas sorpresas salpicadas a lo largo del desarrollo del argumento con varios alicientes nuevos, antes apuntados, para distracción del personal aficionado a este género de films violentos llevados a cabo por un tal Steven Benson tras el cual se esconde el realizador italiano Joe D'Amato, como es costumbre en estos momentos de ampararse en nombres americanos.
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