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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una vez más el cine europeo intenta imitar al norteamericano y reúne sus mejores elementos para hacer una superproducción basada en un best seller de Peter Hoeg, 'La señorita Smila y su especial percepción de la nieve'.
Para ello se utiliza a un prestigioso realizador, el danés Bille August, y se le encarga en esta ocasión una película muy distinta de las que con anterioridad figuran en su filmografía: 'Pelle el conquistador' (1987), 'Las mejores intenciones' (1992) o 'La casa de los espíritus' (1993), entre otras.
Con este tema se introduce en un género desconocido para él, el thriller.
A pesar de ello es un policiaco algo distinto.
Se parte de la muerte de un niño de seis años que una chica, amiga suya, decide investigar porque no cree que, teniendo miedo a las alturas, haya podido caer desde el tejado nevado de un edificio en Copenhague.
Smila Jaspersen es una vecina suya, que ronda los 30 años, que vive en el mismo edificio, y conoce bien al niño, llamado Isaiah, y no cree que se hay podido caer y ella decide investigar lo que ha ocurrido realmente y que su muerte se haya debido a un posible accidente.
Le ayuda un vecino, que en más de una ocasión se hace sospechoso de estar complicado en el posible crimen.
Poco a poco se van descubriendo las causas que llevan el suspense a la trama y que hace que nos interesemos en el caso, a pesar de que el guion resulte algo complicado en la exposición por los personajes y las cuestiones que se tocan, pero de no ser así no resultaría un thriller algo original en el que no se abusa de las persecuciones y la violencia más que en los momentos precisos y necesarios para el desarrollo argumental.
El guion está basado en la novela de Peter Hoeg, que ha sido todo un éxito de venta, cuya acción se sitúa en la nevada Copenhague, que ha tenido no pocos problemas a la hora de llevar a cabo la adaptación de la misma.
La estructura narrativa es la de un film de suspense y acción mezclado con un drama de corte policiaco cuyo móvil está basado en una fantasía científica.
Julia Ormond destaca con luz propia en un personaje que tiene dividida su extraña personalidad entre dos mundos: el esquimal y el europeo, una glacióloga que al saber leer las huellas en la nieve sospecha que el niño ha sido asesinado.
Posiblemente sea su mejor trabajo hasta ahora.
Le da la réplica el siempre sobrio y buen actor Gabriel Byrne en un ambiguo personaje en esta ocasión.
En cuanto a la dirección nos da la impresión de que Bille August no se siente muy cómodo en este género, con escenas a las que presta gran atención frente a otras secuencias más abandonadas y personajes que quedan en el aire.
No obstante su experiencia y veteranía salvan los muebles, logrando un aceptable producto, pero tal vez no a la altura de los anteriores ya mencionados.
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