|
CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine español hace unos años pescaba en los caladeros de la comedia italiana, pero de un tiempo a esta parte lo hace en los de la comedia argentina.
Diego es un hombre tímido, que tiene una tienda de fotografía que ha heredado de su padre y los fines de semana suele jugar al fútbol con sus amigos.
Él quiere divorciarse de Lucía, su esposa, cuya relación no es la que esperaba, ya que el fuerte carácter de ella casi lo tiene dominado y ha perdido la chispa que hizo que se enamorara.
Cada vez que lo intenta se atasca y no sabe cómo decírselo a la cara y su relación se ha convertido en un auténtico desastre.
Sus amigos le dan la fórmula de que cambie sus costumbres habituales, pero ni aún así, acaba de lograrlo y su vida se hace cada vez más aburrida.
Como no puede decírselo de frente, su amigo Carlos le recomienda que recurra a Cuervo Flores, un famoso seductor mujeriego, que ya le arregló el problema a su hermana, que intentará enamorar a Lucía para que sea ella quien ponga fin a su matrimonio en lugar de Diego y así le queda el problema resuelto.
En otra ocasión un periodista que tiene una nueva emisora de radio, que le había encargado revelar unas fotos, Diego le pide que la contrate para su programa, ya que Lucía es periodista, aunque él le pague el sueldo sin que ella lo sepa.
Esto le hace salir de casa para que Cuervo Flores pueda encontrarse con ella y seducirla.
El nuevo trabajo le cambia el carácter a Lucía y ahora es feliz, lo que hace que Diego se vuelva a enamorar de ella cuando ya todo el proceso de separación está en marcha.
Se trata de una comedia amable, entretenida, de la que ya existe una película argentina de igual título, Un novio para mi mujer (2008), dirigida por Juan Taratuto, de la que esta es un remake no confesado, en el que algunas situaciones no acaban de funcionar.
El guion de Pol Cortecans y Laura Mañá, por tanto no es original sino que está basado en el Pablo Solarz de la comedia argentina, con un argumento que nos suena a conocido, que no tiene ni mucha fuerza ni tampoco consistencia para sostener esta historia que se hace previsible en su final.
En cuanto al reparto Diego Martín está bien en papel del pusilánime protagonista de igual nombre, al igual que Hugo Silva en un conquistador con una seducción más propia del pasado siglo, pero quien de verdad se lleva el gato al agua es Belén Cuesta que es el centro y eje de esta floja comedia, en el papel de una mujer desencantada que por fin encuentra la felicidad.
La irregular cineasta barcelonesa Laura Mañá, tras intervenir en más de 40 films y series de televisión como actriz, se pasó a detrás de las cámaras con Sexo por compasión (2000) al que ha seguido media docena más de largometrajes, entre ellos Morir en San Hilario (2005), que nos parece que es lo mejor que ha hecho, y ahora nos llega 'Un novio para mi mujer' (2022) que es el séptimo de su aún corta filmografía, que no logra superar al título antes citado.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE