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CRITICA
Por: PACO CASADO
El proceso seguido en la creación de este film fue, primero la obra de Alfredo Mañas, "La historia de los Tarantos", que después fue vertida a guion y posteriormente puesta en imágenes cinematográficas.
Mañas se basó demasiado en la tragedia de Romeo y Julieta a la hora de hacer su trabajo, pero se equivocó también a la hora de llevarlo a la practica en ambientarlo entre los gitanos catalanes, tal vez porque le fuera más fácil al hacer la película por conocer mejor el ambiente de esta región así como el realizador también.
Pero para hacer una tragedia, el relato y las motivaciones que llevan a estos personajes a un desenlace tan inevitable han de ser más pensadas, más justificadas y profundas.
Por otra parte, los diálogos de las conversaciones entre los dos jóvenes protagonistas, son de una belleza literaria y poética tan sublime que puestos en sus labios resultan de una ridiculez que mueven a la risa.
El guion está desequilibrado, pasándose muy pronto del primer encuentro y enamoramiento a entrar en razones para el drama y la posterior tragedia. Una tragedia que ha querido hacerse musicalmente y también aquí le ha faltado hondura en la elección de los cantes y bailes, salvables tan solo cuando actua la genial Carmen Amaya y en algunos momentos de Antonio Gades, aunque no aprovechado.
Parte del mal logro del film se le puede achacar al montaje, malo y enredoso y a la falta general de ritmo del film.
En cambio la fotografía es de una calidad bastante aceptable con buen uso del color, por lo que ha resistido bien a la ampliación llevada a cabo ahora a 70 mm., siendo todo ello debido al director de fotografía Massimo Dallamano.
La interpretación es floja en general, con unos principales protagonistas en la pareja de jóvenes sosos, con temperamento en Carmen Amaya, aportando su propia personalidad más que la del papel que se le encargaba y exagerada en otros secundarios.
No debemos ofuscarnos el que fuera Primer Premio del Sindicato del Espectáculo y premiada por el Círculo de Escritors Cinematográficos, entidades ambas que suelen equivocarse con bastante frecuencia y en cuanto al Oscar en aquellos momentos, cada país seleccionaba la película candidata, mientras que ahora se proponen y elige un comité de selección de Hollywood, por lo que dichos premios no significan nada.
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