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CRITICA
Por: PACO CASADO
Al final de los años sesenta surgió un grupo de cineastas suizos que resultó ser bastante interesante, entre los que destacó el director Alain Tanner.
Eran tiempos de nacimiento de grupos renovadores del cine.
Ellos se sintieron influidos por la Nueva Ola francesa, con una concepción muy cotidiana y a la vez culta del cine que era tan diferente a lo que ya se conocía.
Todas estas corrientes, vistas ya con las perspectivas de los años, nos dan un poco de miedo ya que muchas de ellas se han venido abajo y no han continuado con el paso de los años.
Eso en parte es lo que nos ha sucedido al ver nuevamente 'Jonás que cumplirá 25 en el año 2000' (1976), en la que Alain Tanner reúne a una serie de ocho personajes principales, un grupo de hombres, mujeres y niños en torno a los cuales hace una serie de consideraciones culturales, sociales, políticas, ecológicas, educativas, etc.
La película analiza la vida de varios hombres y mujeres en torno a los treinta años que se enfrentan a los escasos logros de los revolucionarios de los años sesenta.
Max es un corrector de estilo que está insatisfecho; Myriam es una pelirroja aficionada al sexo; Marie es una cajera de un supermercado que ofrece descuentos no autorizados a los ancianos y así podríamos seguir...
Son personajes quw no encuentran la debida satisfacción en su libertad ni en sus reivindicaciones sociales.
Una reflexión entre la comedia y el drama sobre el paso del tiempo a través de estos ocho personajes, cuatro hombre y cuatro mujeres.
El personaje de Jonás al que se hace alusión en el título es un símbolo de la esperanza en el futuro.
Hoy en día nos parecen excesivas, como si hubiera querido meter en una sola cinta todas las teorías de los movimientos revolucionarios del mayo del 68 francés, la mayoría de ellos ya pasadas cuando se realizó esta película y por supuesto también la corriente fílmica que las puso en imágenes.
Alain Tanner acumula aquí unos personajes pensando que de esa manera puede decir más cosas y resulta lo contrario, ya que el discurso se diluye perjudicando al conjunto, a pesar de la sinceridad y profundidad que pone en ello a través de su denso diálogo.
Actualmente nos resulta curioso ver a una jovencita Miou-Miou o a una espléndida Myriam Mézières en un momento culminante de una carrera que ya está en decadencia.
Premio al mejor film de los críticos norteamericanos. Premio Ciudad de Valladolid en la Seminci.
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