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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una vez más se ha querido explotar la fama que entre la grey unfantil tiene el rey de la selva, y se nos presenta, en gran pantalla una aventura más de las muchas que se han creado para una serie televisiva sobre Tarzán.
Sería curioso estudiar algún día la evolución que ha ido experimentando Tarzán a lo largo de la historia del cine, de sus diferentes películas y de los actores que han encarnado a esta mítica y legendaria figura del hombre salvaje, dueño de la selva y justiciero implacable defensor del bien, basándose en las leyes naturales.
Este nuevo Tarzán dista mucho de posser las características fundamentales que debe tener. No es, sin embargo, el peor que hemos contemplado, pero está muy cerca de ello, ya que más que un hombre salvaje se nos presenta como ilustrado en diversas materias, como pueder ser la química, la radio, etc.
Su apostura y belleza dista mucho de los rudos rasgos de un Johnny Weismüller, posiblemente el mejor y que más exacta imagen daba, siguiéndole, tal vez, Lex Barker.
La ingenuidad del tema y su desarrollo no está exento de un cierto matiz político, de lucha por el poder, aprovechándose de la incultura y desconocimiento de un pueblo salvaje que se deja arrastrar por leyendas y creencias religiosas.
El propio ambiente en que se desarrolla está falto de animales, elemento fundamental de una selva, que parece más bien creada en estudio, que otra cosa.
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