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CRITICA
Por: PACO CASADO
Estamos ante una más de las películas de intriga semipolicial, al modo inglés. Y no añade nada a lo conocido, desde luego, pero podría haber sido motivo de una tarde entretenida para el espectador sin grandes exigencias.
Una trama elemental, pero de cierto valor intrigante, actores mediocres, pero de presencia, una buena fotografía y una buena música de fondo, este era el intento de los productores, que contaban además con un director de solvencia, como es Basil Dearden.
Pero todo ha fallado. El guion es lamentable, ya que sobre un arranque de excesiva linealidad, se ha querido enreversar las cosas, artificialmente.
El truco reina por doquier, pero tan burdo y lento, que el espectador puede decir de qué manga se está sacando el prestidigitador la carta trucada.
Para desdicha especial, el doblaje le juega una mala pasada en la cinta, ya que, en una voz desfigurada (la del presunto criminal) se reconoce por completo la del intérprete que luego será descubierto como culpable.
Defecto inicial, porque en unos diálogos tan largos como se le atribuyen, el espectador incluso de la versión inglesa debería darse cuenta, so pena de llegar el truco hasta el final, pero defecto agravado en el doblaje español a términos inconcebibles.
Fallidas las caracterizaciones, los procesos psicológicos de los personajes no resultan en absoluto convincentes, y aunque la narración es fluida, carece de misterio, permitiendo adivinar los pretendidos recovecos.
Y no teniendo la cinta ulteriores propósitos, el espectáculo falla, y resulta tedioso, sin interés, hasta el agobio.
Poco que salvar, en conjunto, de la desesperante mediocridad de la realización, solo algunos momentos de la fotografía se salvn.
Y es que esta película de llves, quiso ser el número de las llaves maestras, pero se quedó en el truco de las llaves falsas.
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