|
CRITICA
Por: PACO CASADO
En el género de terror a estas alturas es muy difícil inventar algo que sea totalmente original y que de esta manera llame poderosamente la atención del público.
No obstante de vez en cuando surgen algunas variantes con atisbo de conseguir algo que sea diferente.
En esta ocasión se nos cuenta la historia de Arthur, que pertenece a una comunidad judía del barrio de Brooklyn de la ciudad de Nueva York que, en compañía de Claire, su esposa, que está embarazada de una niña, se marchan a visitar al padre de él, Saúl, del que estaba distanciado desde hace bastante tiempo y tratar de reconciliarse con él.
La secreta intención de esta vuelta es obtener la firma de su padre para que con su casa respalde la suya que está a punto de perderla.
Pero Heimish, amigo desde niño de Arthur, que es ahora la mano derecha de Saúl, ha averiguado cuales son sus verdaderas intenciones.
El negocio de su padre es una funeraria en donde se adecentan los cadáveres listos para el funeral correspondiente.
Su llegada coincide con la entrada de un nuevo muerto, pero en esta ocasión el cadáver parece que está poseído por algún mal demonio.
En su afán por colaborar Arthur rompe sin querer el amuleto que portaba el cadáver que de alguna forma impedía la salida del cuerpo del maligno.
La pareja es bien acogida a pesar de que en su día Saúl no quiso asistir a la boda, lo que ahora piensa que fue un error.
Cuando todo parece ir como la seda, la aparición del demonio llamado Abyzou, que da título original a la película, vendrá para ponerlo todo patas arriba originando una atmósfera inquietante e insoportable.
La familia tendrá que luchar o se encontrará a merced del antiguo demonio que intenta destruirlo todo desde dentro.
La intención de esta producción es doble, por una parte mostrar la forma de vida de la comunidad judía y al mismo tiempo construir una historia de terror sobre esa base tratando de ir más allá de la cultura judásica.
Los guionistas han pretendido hacer algo diferente y aunque lo han intentando pensamos que no lo han conseguido o tal vez su propósito pasa desapercibido o no es captado por el espectador.
Oliver Park es un director que desde siempre ha sido un adicto al cine de terror y cuando ha llegado a hacer un film éste no podía ser más que de su género favorito.
Así empezó con su primer corto y ha continuado con su primer largo, The offering (2022) en el que cada personaje tiene su propia historia y por otra parte la manera de cada religión de afrontar este tema del demonio.
La segunda parte se convierte en una auténtica pesadilla y es en los momentos en los que ocurren las escenas más emocionantes en las que el diablo va a por la criatura a punto de nacer usando trucos como transformarse en una niña.
Nick Blood y Emm Wiseman interpretan a la pareja protagonista Arthur y Claire, respectivamente, mientras que el veterano Allan Corduner encarna el personaje de Saul, el padre de Arthur.
Para ser una ópera prima el director británico Oliver Park se desenvuelve correctamente y logra momentos inquietantes aunque la última parte caiga un poco en lo de siempre, pero no abusa de ello dentro de ese mundo cerrado en el que se desenvuelve casi toda la cinta.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
VIDEO ENTREVISTAS
PREMIERE