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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine español ha seguido durante los últimos años la corriente marcada por otras cinematografías en las que ha imperado el género de terror que no ha logrado, a pesar de las imitaciones, ni siquiera igualar.
Ahora cuando éste parece que se agota o que el espectador se ha cansado ya de tanto terror, sadismo, muertes y sangre, se toma a broma.
Y así surge esta película en la que se juega con los vampiros en tono hilarantemente cómico en la que nada se toma en serio, desde los propios terribles monstruos hasta las situaciones más macabras y aterradoras y además se le añade el tema sexy, con un ramillete de bellezas que exhiben su anatomía para deleite del espectador mientras ríe con los facilones chistes y situaciones.
La semana precedente a las fiestas de Navidad es propicia para dejar caer en la programación cinematográfica algún que otro título que se prevé que sea poco rentable, para que dejen paso a los más fuertes para esas fechas, ya que se sabe que en esos días el público se retira en buen número de las salas de cine, sin que se sepa por qué.
Aquí se cuenta la historia del autobús de una compañía de variedades que sufre una avería y los ocupantes del mismo se tienen que refugiar en un tenebroso castillo situado en la aldea llamada Vogël, propiedad del Conde Erik Draculter, un ser maligno que se alimenta de la sangre de mujeres jóvenes.
El dueño del castillo y sus dos ocupantes se dedican durante su estancia a chuparles la sangre a las hermosas muchachas.
'Las alegres vampiras de Vögel' (1974) es un film apto para estos días, ya que se trata de un flojísimo título dirigido por Julio Pérez Tabernero, director que no sabemos quién habrá sido el que le diera el título para poder dirigir, ya que todas las cintas que ha hecho y que le hemos visto hasta ahora, han sido calificadas de malas para abajo.
Sin ir más lejos no hay más que recordar su película anterior 'Sexy Cat' (1973), que de sugestiva tan sólo tenía el título, ya que se trataba de un film policiaco increíble e inaguantable.
Ahora Julio Pérez Tabernero, que se permite la audacia de aparecer como actor en un papel secundario, ha cambiado de tema.
El género de vampiros que aunque esté bastante gastado, sigue produciendo algunos dividendos, ha sido el elegido para su nueva y reciente comedia.
Pero le ha dado la vuelta y lo ha transformado en una cinta cómica, en la que todo es válido para producir la risa, aunque sean los chistes más tontos, las situaciones más atrevidas o la sal gorda tanto en la comicidad como en cuanto al exhibicionismo femenino de las abundantes chicas de la compañía que se apuntan al destape durante toda la narración, porque sí, sin más razón.
Película de un escaso presupuesto, de nula dirección y capítulo interpretativo muy pobre.
Con este balance no se podía esperar otra cosa que esto.
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