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CRITICA
Por: PACO CASADO
Llega a nuestras pantallas 'El caftán azul' (2022), una coproducción entre Bélgica, Dinamarca, Francia y Marruecos, país este último que eligió este título para que le representara en los Oscar en la sección a la mejor en habla no inglesa.
Halim y Mina forman un matrimonio muy unido desde hace mucho tiempo, tienen una tienda de caftán en la medina de Salé una de las más antiguas de Marruecos.
Para mantener al día su negocio, contratan a un joven aprendiz, Youssef, un fichaje que les viene muy bien ya que Mina empeora por momentos debido a su enfermedad que le obliga a quedarse en casa.
Lentamente, Mina se da cuenta de lo conmovido que está su marido con su presencia, lo que despierta una cierta ternura y una homosexualidad latente ejercida cuando acude al hammam con otros hombres.
Esta película tiene por debajo de la historia, un tema arriesgado y valiente como es el de homosexualidad en un país represor como Marruecos en cuanto a la conducta humana sobre todo en lo que a esa cuestión se refiere ya que la persona que la ejerza le puede costar la vida, dada su prohibición, o cuando menos un buen número de meses de prisión.
La cineasta de origen marroquí Maryam Touzani debutó en la dirección con el muy premiado largometraje titulado 'Adam' (2019) que concursó en el Festival de cine de Cannes y que fue elegido por Marruecos para el Oscar.
Ahora tres años después, nos ofrece su segundo film 'El caftán azul' (2022), cuyo guion ha escrito con su marido Nabil Ayouch en el que el título da nombre al encargo que una mujer hace a la tienda de este matrimonio, de un vestido de ese color y esas características, para lo que da un adelanto, pero le dicen que tenga paciencia porque en esa tienda nada se hace a máquina, todo es pura artesanía y Halim tiene su forma de trabajar y no va cambiarla.
En esa especie de triángulo compuesto por Mina, Halim y Youssef se desarrolla esta historia, que está llevada a paso lento como corresponde a su desarrollo, en el que se masca el transcurrir del tiempo y las relaciones que tienen lugar entre ellos.
Por una parte las espectadoras y por otra mucho más aquellas personas que ejerzan la profesión de coser y de bordar, lo deben pasar ciertamente bien con la contemplación de esta cinta con lo que se muestra en ella en torno a la costura y el bordado de la citada vestimenta ya acabada, que en ese sentido recuerda los bordados de los mantos de la Semana Santa sevillana.
Esta muy cuidada la fotografía de Virginie Surdej que se desarrolla en su mayor parte en interiores.
En la interpretación repite Lubna Azabal de su primera película como componente del trío de actores de ésta que se completa con Saleh Bari y Ayoub Missioui que asumen perfectamente sus respectivos papeles del matrimonio y el aprendiz entre los que se respira sensualidad y sinceridad, mientras se disimula el dolor que da lugar a un amargo final.
Premio Fipresci en Cannes. Premio del público y de la critica en el F. de Atenas. Hugo de plata a la dirección en el F. de Chicago. Premio Dragón e n el F. Göteborg. Premio del jurado en el F. de Marruecos. Premio D. Quijote en el F. de Tromso. Mejor actriz Lubna Azabal en Valladolid. Premio del público en el F. de Vancouver.
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