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CRITICA
Por: PACO CASADO
Desaparecido hace ya 24 años, la figura de William Wyler, uno de los directores más importantes de la historia del cine norteamericano, aún perdura en el recuerdo, porque fue un puntal señero del cine en general y de Hollywood en particular.
Sus películas se encargan de recordárnoslo.
'Jezabel' (1938), 'La loba' (1941), 'Cumbres borrascosa's (1939) o 'La gran prueba' (1956) (Palma de Oro en el Festival de Cannes) son algunos de los títulos que avalan esta afirmación de forma rotunda.
De nuevo la Guerra de Secesión, pero esta vez tan sólo como telón de fondo de un grave problema humano y religioso: el que se le plantea a una familia de campesinos de Virgina que profesan la religión cuáquera, al chocar sus convicciones religiosas, netamente pacifistas, que repudia toda clase de violencia, con la necesidad de defenderse y repelir la agresión al llegar las tropas sudistas a su propio territorio.
A finales del siglo XIX la familia de cuáqueros de los Birdwell tienen como ideal la paz, por lo que viven tranquilamente en su casa de Indiana, mientras su país se debate en una guerra civil.
Jess Birdwell, su esposa Eliza y sus tres hijos son de religión cuáquera, lo que significa mostrar la más absoluta repulsa hacia la violencia.
Pero los efectos de la guerra llegan hasta la familia, y Jess tendrá que soportar el ser tachado de cobarde por no acudir a luchar al frente.
No obstante se alista en el ejército a pesar de la desaprobación de sus padres.
Aquí se plantea una historia que se desarrolla en Indiana en el año 1862, en torno a esta familia de cuáqueros, secta religiosa que tiene prohibida la violencia y que hacen de la paz su religión.
Pero muy cerca estalla la Guerra de Secesión y ante este hecho ¿qué actitud deben tomar si se ven atacados?.
Esta es la gran prueba que habrán de sufrir y superar sus miembros.
Todo ello con ser importante, con ser motivo para contar una historia en un film clásico como este, puede quedar al margen ante la extraordinaria comedia que nos narra el veterano director William Wyler, con un buen guion de Michael Wilson basado en la novela escrita por Jessamyn West, que dibuja perfectamente a cada uno de los personajes frente a sus problemas.
Un plantel de actores maravillosos desde el veterano Gary Cooper a la exquisita Dorothy McGuire, junto a un Anthony Perkins que casi debutaba, y una sólida dirección de William Wyler de esta obra magistralmente realizada que ha cuidado con todo cariño los más leves detalles de la ambientación.
Fue candidata a seis Oscar: Film, dirección, Anthony Perkins, guion adaptado, música y sonido. Palma de oro en Cannes. Globo de oro a Anthony Perkins. Premio NBR. Premio WGA.
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