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CRITICA
Por: PACO CASADO
En muchas ocasiones se habla del testamento de un autor cuando los últimos días de su vida hace alguna de sus obras con un sentido de resumen de su trabajo anterior.
En esta ocasión hay que decirlo auténticamente de John Huston ya que fue la última de su filmografía, muriendo a los pocos meses después de haberla terminado de filmar.
El hecho de ser ambos irlandeses llevó a John Huston a querer hacer una película sobre la obra de James Joyce, The Death, y que finalmente se convirtió en su film testamento.
Discurre la historia en Dublín, el 6 de enero de 1904.
Varios parientes se reúnen en torno a una mesa a dos hermanas ancianas solteronas y su sobrina para celebrar la festividad de Reyes, con música, canciones y baile y la cena.
Poco a poco van llegando los invitados y nos vamos haciendo cargo las relaciones que existen entre ellos y de los problemas que aquejan a cada uno.
Toda la acción se centra prácticamente en esta celebración, casi sin salir del mismo decorado, concretamente la casa, aunque con tres salidas o planos del exterior de la misma, que marcan como los tiempos escénicos de una obra teatral para cambiar del salón al comedor o al vestíbulo o los capítulos de una novela.
Al final, una vez que se han marchado los invitados, una pareja llega a casa y la mujer le confiesa al marido su sentimiento por un viejo amor que perdió la vida hace ya algún tiempo.
La reunión da pie a John Huston para analizar la sociedad dublinesa de la época, de principios de siglo, y escudriñar en los rostros de cada uno de los asistentes, estudiando sus caracteres y formas de comportamientos.
Recuerdos, desencantos, miradas, pasajes llenos de encanto y ternura, mientras en otros se adivina la crítica ácida, corrosiva, a través de diálogos, gestos y actitudes.
La cinta es la descripción de los personajes, las matizaciones interpretativas de cada uno de los actores que componen el grupo, profundizando en el interior de sus almas.
Todo ello llevado a cabo con un ritmo perfecto, marcando las pausas y los acentos con un formidable trabajo de cada uno.
El título original de este film, 'Dublineses (Los muertos)' (1987) es más duro, pero también más significativo, como si los personajes fueran muertos en vida, que viven de sus recuerdos.
La cinta está muy bien planificada, con una excelente fotografía de Fred Murphy y la música está compuesta por el maestro Alex North.
Un trabajo pulcro y minucioso este que realiza John Huston en su película de despedida con los diversos actores.
Una meditación sobre el corazón del hombre con la perfección de un maestro como John Huston.
Nominados al Oscar el guion adaptado y el vestuario. Premio Asecan al mejor film extranjero. Premio Bodil. Tren de oro a la mejor contribución artística en Isla de Faro. Premio Espíritu independiente a la dirección y a Anjelica Houston. Premio Fotograma de Plata. Premio de la crítica francesa, de la de Londres y la de EE.UU.. Premio de la crítica en el Festival de Brasil. Premio al logro especial en el F. de Tokio.
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