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CRITICA
Por: PACO CASADO
A la salida del cine nos quedaba una sensación de euforia inestable, que se desvanecía demasiado rápidamente, y el recuerdo de la interpretación de Amparo Soler Leal.
Dos amigos planean pasar un fin de semana con dos damas de dudosa virtud y para ello envían a sus esposas al chalet que poseen en la montaña para quedarse solos con ellas.
Por otra parte Enrique y Simón han suscrito respectivamente, un sustancioso seguro de vida y sus esposas, Margarita y Brígida, tienen un plan en el que deciden cobrarlo antes de tiempo, eliminando a sus respectivos maridos.
Una anciana vecina de uno de los matrimonios, aparece muerta, y tanto Enrique como Simón lo van a pasar muy mal al verse implicados circunstancialmente en el asunto, máxima ahora cuando el asesino de la anciana aparece y decide quitárselos de encima, al suponer que saben demasiado al respecto.
Pero todo se complica cuando empiezan a aparecer un cadáver tras otro en la sala de la casa.
Esta obra de teatro del conocido autor Alfonso Paso, con la mínima adaptación cinematográfica posible, pasa a la pantalla con una transmutación imperfecta.
La introducción de elementos extra escénicos, en un titubeante intento por airear la película, le quita la unidad que tenía la obra y no le da a cambio nada interesante.
Divertidas resultan, en fin, algunas escenas gracias a la labor mímica de José Luis López Vázquez y el sabio empleo de los viejos recursos por parte del autor, Alfonso Paso.
Son tan viejos que se adivina lo que va a ocurrir, y únicamente la incapacidad del director, José María Forqué, crea un cierto suspense, no en función del argumento, sino de la espera del próximo error cinematográfico a cometer.
La fotografía de Juan Mariné resulta decorosa.
La música de Augusto Algueró es equivocada y sin la menor inspiración y por parte de la dirección nada más que relatar.
Las carcajadas mecánicas, engendrada por la obra de teatro que late bajo el film, sostiene con altibajos la atención de los espectadores, a falta del interés de la intriga policiaca.
Únicamente, repetimos, la interpretación de Amparo Soler Leal nos deja un recuerdo placentero.
El de un entremés agradable en un banquete fracasado.
Premio del Sindicato Nacional del Espectáculo a Amparo Soler Leal.
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