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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras participar en el Festival de cine de Cannes, en la sección oficial, donde fue muy aplaudido, llega ahora las pantallas españolas el mediometraje 'Extraña forma de vida' (2023), dirigido por Pedro Almodóvar.
Después de 25 años, el ranchero Silva monta a caballo y atraviesa el desierto para ir a visitar en Bitter Creek a su amigo que ahora es el sheriff Jake de esa población.
En otro tiempo ambos trabajaron juntos como pistoleros a sueldo.
Ahora celebran el encuentro tras esos años sin verse, pero a la mañana siguiente Jake le dice a Silva que el motivo de su viaje no es recordar su amistad.
El hijo de éste, Joe, ha cometido el crimen de la cuñada de Jake, y como sheriff, tiene el deber y la obligación de ir a por él y arrestarlo.
Silva sale antes y acude a avisar a su hijo de que huya a México, pero el sheriff llega antes de que eso ocurra.
Pedro Almodóvar parece que se está acostumbrando últimamente a hacer mediometrajes, como ya ocurrió anteriormente con 'La voz humana' (2020), basada en el texto de Jean Cocteau, y ahora vuelve a repetir con 'Extraña forma de vida' (2023), esta vez con un guion original propio que no parece a priori un título muy adecuado para una película del Oeste, que expone un tema que apenas se ha tocado en este género, tan apartado de las fórmulas habituales.
Por otra parte está ensayando a rodar en inglés con un western, que nada tiene que ver con su cine, aunque sí con el tema del amor homosexual varonil que pocas veces se ha tratado en el género y en este caso no ha sido doblado para su exhibición en España.
Está extraído del famoso fado de Amalia Rodrigues que es cantado aquí en play back en la versión de Caetano Veloso al principio en la imagen por un joven con una guitarra, que hace alusión a vivir de espaldas a los propios deseos.
Se nos antoja que se trata de una historia que lamentablemente no termina, no tiene un final y esto nos deja con la miel en los labios y no estaría mal que algún día le diese por acabarla.
Porque la verdad es que está primorosamente contada y muy bien filmada, con una ambientación extraordinaria que parece un western auténtico, original americano, a pesar de estar rodado en Tabernas en la provincia de Almería.
Tiene un trabajo notable de los dos personajes que forman la pareja protagonista, Ethan Hawke y Pedro Pascal.
Acompaña a las imágenes la estupenda música de Alberto Iglesias.
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