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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hacer la crítica de una película muy importante nos parece mucho más difícil de hacer que la de una película sin interés. Decimos esto porque pudiera ser que no supieramos reflejar todo lo claramente que deseamos la importancia tan grande que tiene esta película de Joseph Losey.
De por sí un film de Losey es una película interesante, como importa es su figura, su historia y su filmografía. Pero afortunadamente hemos tenido más suerte que otros al ver este interesantísimo film de Losey tras haber tenido ya ocasión de contemplar una buena parte de su filmografía. Por eso no nos coge tan de sorpresa.
No vamos a volver a repetir aquí aquellos datos que más nos interesan de Losey, extraidos de su filmografía o de su propia vida para justificar su largometraje.
Tan solo vamos a decir que como director que ha tenido que buscarse él mismo su propio cine, sus productores y como el escritor que busca editor para que le publique sus obras.
Él no ha disfrutado nunca del mecenas que le proteja. Por eso ha sido un cineasta errante, que ha deambulado de aquí para allá. Tal vez esto haya sido una ventaja para Losey, y es que ha podido hacer el cine que ha querido, no ha tenido que someterse a imposiciones ni a obligaciones de ningún tipo. Sabemos por ello que siempre ha sido "un servidor" del cine puro.
Él mismo ha dicho que hace un cine que pueda ser comprendido por todos aunque no entiendan nada de los diálogos, pero que no por eso aboga por el cine mudo, sino que hay que darle a cada cosa el lugar que le corresponde, tanto a la imagen como a la palabra.
Cuando se contempla "El sirviente" se ve perfectamente que es la obra de un autor perfectamente maduro, serio, comprometido, que no pretende hacer ningún ensayo, sino dándole a cada imagen el valor que tiene y a cada plano la duración exacta para que no sobrepase la intensidad tanto dramática como de captación del espectador.
Si se analiza la obra desde el punto de vista técnico podemos observar en ella un equilibrio perfecto y una serenidad propia de una obra completa. Paso a paso, las imágenes transcurren informando al espectador que se ve imbuido por ellas hasta meterse en la misma acción pensando con los protagonistas y entrando en el mismo juego incluso.
Ciertamente Losey hace una extraordinaria crítica de estos dos sectores de la sociedad, de una sociedad decadente que aún vive como lo hacían sus antepasados en tiempos modernos en los que ciertas costumbres han sido desterradas.
Dos sectores sociales, el servidor y el servido, enfrentados en un principio y que terminan arrastrandose mutuamente, puesto que los dos por distintos caminos tenían los mismos fines, lógicamente por tanto tenían que encontrarse e igualarse al final.
Lo más interesante del film de Losey es esta clara exposición de las conductas de ambos protagonistas, el sirviente Barnet y el lord Tony, y la influencia que llegan a ejercer mutuamente el uno sobre el otro hasta quedar practicamente en una mutación recíproca de carácteres y manera de pensar y actuar de cada uno. El juego es apasionante y divertido al mismo tiempo.
Para ello Losey se vale de un guion extraordinariamente bien escrito por Harold Pinter, que hace aquí sus primeras armas en este terreno cinematográfico, ya que como escritor teatral ya tenía otras experiencias.
Utiliza Panter las palabras exactas, mínimas e imprescindibles para exponer la psicología y carácteres de los protagonistas.
Luego Losey se encarga de completarla con una inteligente dirección en la que la más mínima mirada significa justamente lo que debe ser.
Ciertamente y aparte de la maestría del director es de elogiar también el formidable trabajo interpretativo que llevan a cabo cada uno de los actores. Comenzando por Dirk Bogarde en el papel del sirviente, de una personalidad entre asustadiza, al principio, casi humilde, picada a la mitad y dominante al final, hasta terminar en James Fox, en un papel mucho más inferior que este y sin menospreciar el trabajo de Sara Miles en un papel exquisito, lleno de agudeza expresiva e ingenio interpretativo.
Tanto la fotografía como la música la encontramos en su punto exacto.
En el aspecto moral la película resulta ser peligrosa. Ningún personaje posee una moralidad lo suficientemente limpia como para que se salve a la hora de hacer un balance positivo de l aobra. Por ello y debido a las conductas que llevan pueden incitar a un público poco formado a imitarles, con acentuados defectos de fondo y forma. Es por ello que el film solo debe ser visto por público que tenga serios motivos para ello y conm una muy sólida formación moral y artística.
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