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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras su primera obra, "Cuadrilatero" (1969) vino la segunda película de Eloy de la Iglesia, director casi desconocido hasta ese momento, que se reveló con "El techo de cristal" (1971), que produjo un gran revuelo por lo que significó y por la nueva versión que se nos ofrecía de una Carmen Sevilla dramática y dustinta, galardonada incluso con premios por su labor.
La película no era perfecta, tenía bastantes fallos, la encontrabamos un tanto truculenta, pero dejaba entrever que Eloy de la Iglesia podía hacer más.
Y como decía un gran director del cine americano "cada vez se hace la misma obra, solo que tratando de hacerla más perfecta", así Eloy de la Iglesia ha seguido haciendo su obra, continuando con la misma línea y en el mismo tipo de cine, el thriller.
Quizás en esta película haya una serie de constantes que le dan el sello indiscutible y la continuidad de un director. Incluso el tema tiene ciertas semejanzas y no por ello deja de tener también cierta truculencia por la acumulación de asesinatos que posee el film aún cuando cada uno es distinto en sí, pero es un eslabón de una cadena creada por un asesino fortuito en la carrera cuesta abajo del crimen.
La película la encontramos más madura y mejor contada que la anterior, aunque con los reparos apuntados y, al igual, que la anterior tiene la virtud de descubrirnos una nueva faceta de un actor, Vicente Parra que da así un giro a su carrera artística.
En el terreno de lo moral, la acumulación de asesinatos y su exposición realista la reservan a personas sólidamente formadas.
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