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CRITICA
Por: PACO CASADO
La serie Eddie Constantine ha sufrido un duro golpe con el agente 007 y demás imitadores que han surgido en estos tiempos en los que el público tan solo gusta de la violencia.
A Constantine le cabe en cierto modo el honor de haber sido el iniciador de este gusto por el público del género, aunque en las últimas temporadas sus películas han decaído notablemente defraudando así a los espectadores que iban al cine deseosos de contemplar a su ídolo, quizás porque la producción se agotaba y las distribuidoras tenían que echar mano de las cintas producidas con anterioridad, llegando algunas hasta de las primeras que interpretara el simpático americano en su papel de famoso agente del FBI.
Aquí Se ha vuelto a acertar un tanto con lo quera el Constantine que acaparó la atención de públicos y productores, aunque desde luego sus películas no llegan nunca a alcanzar un nivel de calidad ni siquiera notable, sino que por el contrario se quedan en una mediocridad a veces aceptable.
La fórmula es caduca y aquí se aprecia muy bien la ingenuidad de los enemigos, la simpleza de los mismos, enfrentándose siempre a unos personajes monigotes, imbéciles que parecen hechos de cartón piedra.
Y si a esto le añadimos la chabacanería en el lenguaje y gestos, el espectador sonríe satisfecho, ingenuamente, en algunos momentos de la proyección.
Clara fotografía y discreta interpretación.
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