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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es ley de vida que vayan entrando nuevos valores en las distintas cinematografías para que se revitalicen y renueve el lenguaje del séptimo arte.
William Asher tiene la oportunidad de hacer su primera película como director con Johnny el frío (1963), consiguiendo una obra válida.
En ella se cuenta que Colini, un gangster norteamericano que está exiliado, envia a Giordano, su protegido y asesino, a los Estados Unidos para eliminar a los componentes de la mafia que son sus enemigos.
Por ser el primer ensayo no le salió demasiado brillante pero para un tema tan trillado como el del gangsterismo lo hace a la manera tradicional, sin aportar nada nuevo, ni en la forma ni en el fondo.
A veces se lía en la narración y en cuanto a la dirección de actores hay que tener en cuenta que casi todos los protagonistas son jóvenes o secundarios de otros films de gangsteres, resultando caras conocidas, como es el caso de Henry Silva, que tiene la ocasión de hacer su primer papel principal, que de alguna forma le ha marcado para el resto de su carrera.
Le ocurre igual que al protagonista de la historia que vio señalada su vida por la vendetta convirtiéndose en un temible y deshumanizado gangster que asesina con frialdad, de ahí su apodo que da título a esta producción..
La fotografía del maestro Sam Leavitt está muy cuidada, un hombre que habitualmente se ocupa de hacer la de casi todas las cintas del director Otto Preminger.
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