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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta producción, pertenece a la etapa norteamericana que llevó a cabo Max Ophüls, en la que cuenta la historia de Stefan Brand, un famoso pianista que está a punto de huir de un duelo, en Viena en el año 1900, cuando recibe la carta de Lisa Berndle, una mujer joven, desconocida, que viven en el mismo edificio en Viena, a la que no recuerda de haber visto con anterioridad, que tal vez puede tener la clave de su vida futura.
Sin embargo él estuvo tiempo atrás, íntimamente ligado a ella pero a la que ya no recuerda.
Lisa por tanto es una desconocida para él, algo que no ha debido dejarle huella.
No obstante Lisa si es el recuerdo y la nostalgia de aquel joven músico que conoció cuando ella era una chica adolescente y del que fue una acompañante circunstancial, muy pronto marginada cuando llegaron los éxito.
Lisa está secretamente enamorada de él que apenas se fija en ella, aunque diez años después llegarán a encontrarse.
Con los elementos de su carácter y de su vida Lisa y Stefan se necesitan y habrían podido ayudarse, pero no hay posibilidad de que ello suceda, ni tampoco redención.
En cambio el destino actúa por su cuenta y pone todo su empeño en que Stefan tenga conocimiento de lo que su corazón y su mente buscan para poder hallar su propio camino.
No se comprende cómo un amor nacido en la adolescencia de un guapo pianista, rico y frívolo, puede condicionar la vida de una mujer que apenas le conoce con una pasión tan ciega como destructora.
Pero así son las cuestiones del amor romántico y la pasión que todo lo envuelve, sin dejar hueco a la razón.
Esa fuerza poderosa ha originado tragedias y desastres históricos que forman parte del más prosaico enamoramiento al que la mayoría de los humanos sucumben.
Esta película posee una estupenda intriga basada en las páginas de la novela escrita en su día por el autor austriaco Stefan Zweig, de la que Max Ophuls hace una estupenda puesta en escena que tal vez sea más norteamericana que europea, apoyándose en este caso en un guion de Edward Koch con personajes muy bien definidos y en la notable fotografía expresionista en blanco y negro que hace el veterano Franz Planer.
Por su parte la pareja protagonista formada por Joan Fontaine y Louis Jourdan realizan un buen trabajo interpretativo, dándonos así una auténtica lección de un buen hacer fílmico por parte de su director.
Cuando este film fue estrenado en los Estados Unidos tuvo poco éxito, con algunas críticas que en tono despectivo la tacharon de ser "una cinta para mujeres" y sin embargo sí tuvo una buena acogida en las pantallas europeas.
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