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CRITICA
Por: PACO CASADO
Primero fue el guion escrito por Tina Fey, para la comedia titulada 'Chicas malas' (2004) dirigida por Mark S. Walters e interpretada por Lindsay Loham, Jonathan Bennett, Tina Fey y Tim Medaows.
Después se hizo con el texto una comedia musical para los escenarios de Broadway en 2018 musicado por Jeff Richmond, el esposo de Tina Fey
Ahora, veinte años más tarde, se vuelve a tomar el mismo libreto del musical y se hace un remake de la versión cinematográfica anterior, pero de nuevo, y una vez más, se cuenta la historia de Cady Heron, una inocente e ingenua chica procedente de Kenia, estupenda estudiante, muy buena en matemáticas, que llega al instituto mixto North Shore High School, en el que sobreabundan las chicas, y en el que manda Regina George, que es la reina y la que dispone lo que hay que hacer, con la ayuda de sus dos adoradoras, Gretchen y Karen, siempre pensando en la moda y en pasárselo bien.
Cady es una joven modosita, que es bien acogida tan sólo por Janis y el homosexual Damian, aunque al principio no le cae mal a Regina, que la admite en su grupo de élite, lo que aprovechan sus amigos Janis y Damian, para que les cotillee todo lo que traman la reina y sus secuaces.
El problema surge cuando Cady se da cuenta de que el chico que está en clase delante de ella, Aaron Samuels, le gusta y hace todo lo posible porque se fije en ella, pero es que éste fue novio de Regina y a ésta le sienta mal que a pesar de que terminó con él, se lo pueda arrebatar Cady, por lo que se convierte en su punto de mira para acabar con ella.
No obstante Cady se da cuenta y tratará de contraatacar a Regina utilizando sus mismos trucos en compañía de sus marginados amigos Damian y Janis.
Pocas veces hemos visto últimamente una comedia totalmente dirigida a las espectadoras juveniles que sea tan previsible, con personajes que resulten tan odiosos y repelentes en sus actuaciones, para terminar siendo tan previsible finalmente.
El número de canciones, nada destacables, nos parece excesivo utilizadas sin necesidad muchas de ellas y encima algunas con coreografías lo que hace que se alargue el metraje innecesariamente de esta corta historia que no daba para tanta duración.
La autora de la obra e igualmente del guion Tina Fey, que ya tuvo un papel en la versión anterior, aquí vuelve a repetir en el personaje de la profesora Norsbury e incluso estuvo a punto de asumir también la dirección, pero al final desistió de ello, siendo encargada en este caso al dúo formado por Samantha Jayne y Arturo Pérez, que realizan así su ópera prima, que llevan la historia de una forma un tanto atropellada, con el uso en algunos momentos de imágenes extraídas con el móvil para dar una idea más actual.
En cuanto a la interpretación la versión de 2004 sirvió para el lanzamiento de Lindsay Lohan, corroborando el éxito de las tres películas interpretadas con anterioridad pero en ésta no hay ninguna actuación sobresaliente que sea digna de mención.
Un remake innecesario de un film fallido que en absoluto supera a la versión anterior.
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