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CRITICA
Por: PACO CASADO
Al parecer a algunos espectadores les gustan más las producciones de terror cuando se basan en hechos irreales, absurdos e increíbles, que cuando tiene visos de realidad o al menos se aproximan a ella.
De nuevo en pocos días nos enfrentamos con una película que está basada en una novela de Stephen King, el mismo autor de títulos como 'Carrie' (1976), 'El resplandor' (1980) y 'Creepshow' (1982), aunque no haya sido él quien la haya adaptado a la gran pantalla
El relato empieza con la persecución de un conejo por un perro, llamado Cujo, que mete el hocico en una madriguera y le muerde un vampiro y de esa forma contrae la rabia.
Así el buen chucho de la raza San Bernardo, por más señas, que es el único amigo que tiene el joven Brett Camber, que de ser un perro simpático, se vaya convirtiendo paulatinamente en una bestia infernal que ataca a su dueño y a cuantos vecinos que se acercan por aquel lugar, sembrando el terror en la pequeña población norteamericana, con una sed insaciable de sangre.
Por otra parte es también el relato de Donna Trenton, una aburrida ama de casa, cuya vida se convierte en un auténtico caos cuando Vic, su marido, descubre su infidelidad.
La historia alcanza su momento álgido cuando le toca a la protagonista y a su hijo de pocos años.
Desde el inicio la película nos va metiendo en situación para llegar a un final largo y agotador en tensión, que bien vale el resto del film a pesar de que se intercale el relato de la chica protagonista, sus devaneos con un vecino y la ruptura matrimonial o los temores del único hijo del matrimonio, que ve monstruos por todas partes.
Todo esto sirve más para ambientar una historia, que por cierto está muy bien contada, con buenos encuadres y sobriedad en la narración, sin tener que estirar demasiado la situaciones.
La cinta posee algún que otro convencionalismo y pequeños fallos en la narración, que no afectan grandemente al conjunto final de este título, que no hemos dicho en ningún momento que sea realmente perfecto, pero sí que está logrado.
No es una obra maestra, pero sí está bastante conseguida.
Posee una buena partitura musical de Charles Bernstein y una estupenda interpretación por parte de Dee Wallace, que recordarán fue la madre de 'E.T. El extraterrestre' (1982).
Premio del jurado de la audiencia a la mejor película en Fantasporto.
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