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CRITICA
Por: PACO CASADO
Se da la curiosa coincidencia que cada año llegan una o dos películas filipinas, a pesar de ser ésta una cinematografía tan pobre y tan poco interesante, o al menos así hemos de conceptuarla a juzgar por el botón de muestra que tenemos ocasión de presenciar.
Ocurre otro factor, nota características en las tres o cuatro películas que hemos tenido ocasión de ver, y es que todas son de guerra y concretamente situadas en la invasión japonesa a la isla.
Esto hace que la visión que tengamos de este cine sea parcial y que al mismo tiempo no tengamos oportunidad de presenciar las posibilidades en otro terreno o en otro género.
Pero de lo que sí estamos seguros es de que no saber hacer películas de guerra.
Emplean en casi todas ellas una figura o actor extranjero como cabecera del reaprto y los demás actores emplean también nombres enmascarados en lo posible, lo que hace que se pueda confundir con una película inglesa o norteamericana, pero en cuanto se destapa lo más mínimo rápidamente se descubre la trampa y el cartón.
La cinta que comentamos resulta confusa, debido fundamentalmente a la desastrosa dirección del Sr. Romero, que en ningún momento nos da la situación geográfica de la acción, cosa fundamental cuando ésta trata de una guerra de guerrillas en una selva.
Nunca se sabe a quien se dispara ni contra quién, pero eso sí, tiros y muertes hay para parar un tren.
Si a esto le añadimos que el interés del relato es mínimo y la anécdota corta y mal interpretada podemos tener el balance total.
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