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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hace algunos años había que tener un título para dirigir una película o un cierto tiempo de meritoriaje.
Hoy día cualquiera puede hacerlo siempre que encuentre a un productor que arriesgue el dinero o que lo tenga quien dirige.
Algo así ocurre con el escritor y periodista Ramón de España, colaborador de El País y la revista El jueves, que tras escribir más de una docena de novelas ha querido experimentar con otra forma de comunicación, el cine, y sin haber dirigido ni un triste corto se ha puesto detrás de las cámaras para hacer esta su ópera prima, basada en un guion que tituló La casa del dolor, que después convirtió en novela al no poderlo realizar y que por fin ha plasmado en celuloide.
Está inspirado en una hecho real, publicado en la revista Interviú, el de una chica que con su hermana mataron a un hombre mayor, enamorado de ella, para quedarse con su dinero.
Esa fue la base a la que ha ido incorporando personajes nuevos, enriqueciendo la historia y cambiando incluso el desarrollo de la misma hasta hacerla muy diferente.
Ramón de España nos da una visión de un sector de la sociedad española de forma esperpéntica, como son los personajes que ha elegido, unos perdedores que se buscan la vida de la forma que pueden, que aspiran a conseguir la felicidad, a obtener una vida mejor, aunque sus ilusiones no acaben de cumplirse o lo hagan de una manera diferente a la que habían imaginado, lo que nos obliga a reflexionar sobre la mezquindad humana.
El guion tiene altibajos y los actores sacan adelante sus cutres y marginales personajes, que nos inspiran ternura y comprensión, supliendo las carencias de una dirección más experta y así a veces están sobrepasados y otras en cambio bordan su trabajo, caso de algunos secundarios.
Un discreto debut con esta tragicomedia inteligente, llena de matices, de ternura, con toques de humor negro, que resulta divertida.
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