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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una vez más el cine norteamericano aborda el importante tema de la familia, en esta ocasión a través de un drama que nos expone las experiencias propias vividas por el guionista Patrick Duncan que poco más ha tenido que aportar sino novelizar los acontecimientos que se desarrollan en torno a una mujer, Frances Lacey, en el Los Angeles del año 1962 cuando es despedida de la fábrica donde trabaja por protestar, al haber sido objeto de un acoso sexual.
Es valiente, íntegra y no se arredra ante nada.
A pesar de ser viuda, sin dinero y madre de seis hijos, con una voluntad a prueba de bomba, un gran optimismo e ilusión, coge su viejo coche y tira carretera adelante hasta encontrar en un valle de Idaho, un nuevo hogar en una casa en construcción, abandonada, la cual se propone pagar, poco a poco, con su trabajo y el de sus hijos al granjero oriental que es su propietario.
Entre clavo y clavo o las maderas que van cubriendo el nuevo hogar se van a desarrollar otras historias cargadas de sentimientos, como la primera salida con una chica del hijo mayor, los reproches que este adolescente hace a su madre cuando no cumple sus promesas o los correazos que propina a sus hijos con el cinturón del padre, cuando no obedecen o se oponen a su voluntad, como si fuera él el que castigara e impusiera una presencia que no existe o quisiera descargarse de la culpa de propinar castigo a sus hijos; pero siempre con la sana intención de conseguir mantener unida a la familia, aunque a veces les haga infelices en unas Navidades sin juguetes regalándoles en su lugar útiles de trabajo.
Todos están unidos en torno a la madre y marchan a una, aunque a veces cometan errores que son casi insubsanables, como le ocurre a uno de ellos al final, pero eso no les arredra, les hará reflexionar e insuflará nuevos ánimos a un grupo prácticamente inderrotable.
No tiene explicación que esta correcta cinta llegue con tanto retraso cuando ya se han contemplado otras películas protagonizadas por Kathy Bates, como Romance otoñal, Eclipse total y El gran peque va de ligue, que está muy bien en su papel, cosa habitual por otra parte. La acertada dirección de Tony Bill sabe manejar bien a los pequeños actores que constituyen esta ejemplar familia.
Premio Young Artist para el joven actor Edward Furlong.
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