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CRITICA
Por: PACO CASADO
Des McAnuff eligió la novela de Honoré de Balzac, escrita en 1846, para hacer su debut como realizador cinematográfico.
El director proviene del mundo del teatro y este melodrama de pasiones, ambientado en la Francia de los años cuarenta del pasado siglo, es un relato que le venía bien para ello, que ha tratado de adaptar respetando el espíritu de la obra de Honoré de Balzac, aunque ciertamente los temas que debate siguen teniendo vigencia en nuestros días.
El desprecio, el sexo, el amor, los celos, la traición, la venganza, la ambición, son de todas las épocas y todos ellos se encuentran presentes en esta obra de Honoré de Balzac, ingeniosamente entrelazados a través de una historia muy bien construida, que va sorprendiendo al espectador a cada nueva vuelta de tuerca que da el argumento.
Bette es una mujer soltera que piensa que, a la muerte de su prima Adeline, ella ocupará su puesto, pero Héctor tan sólo le ofrece el de ama de llaves.
Ante ese desprecio se marcha a casa y encuentra a un joven escultor, al que salva de morir y en el que tiene puestas sus esperanza de poder encontrar el amor y su cariño, pero se lo quita su prima Hortense, casándose con él.
Bette a partir de ahí sólo piensa en la venganza.
La película tiene una puesta en escena más bien clásica.
Está muy cuidada en cuanto a la ambientación, el vestuario y posee una acertada dirección de actores, destacando sobre todos ellos el trabajo de Jessica Lange, en un papel lleno de matices, que no es por la coincidencia del nombre, pero se está convirtiendo con esta clase de papeles en la Bette Davis del cine moderno.
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